OPINIÓN DE JOSÉ
LUÍS NUNES MARTINS
Las leyes se hacen en base a la
visión que las mayorías tienen de lo que es mejor. Ahora bien, la verdad no es
democrática. Sucede, a veces, que muchos se engañan a ese respecto, llegando a
creer que pueden alterar la verdad según lo que creen que ella es.
Las leyes de la naturaleza son
factuales y no dependen de votación
alguna. La naturaleza es como es, sin tener en cuenta lo que se piense o quiera
de ella.
Es importante saber que una ley
de cualquier Estado puede permitir comportamientos normalmente inaceptables, o castigar otros
que sean normalmente buenos.
Es importante que cada uno de
nosotros se dedique a juzgarse y a corregirse a sí mismo, más que preocuparse
en hacer eso en relación a los demás.
La verdad no deja de serlo solo
porque nadie la ve o quiere verla.
Como ciudadanos, tenemos el deber
de juzgar lo que nos imponen como cierto y errado, cuestionándolo hasta comprender sus razones. En la mayor parte de
los casos, las leyes son justas tanto desde el punto de vista legal como moral,
pero hay una tendencia reciente a apartar la moral al límite de considerar que
lo cierto y lo errado son establecidos a través de decretos humanos.
Es importante que se acuerde, por
ejemplo, en que los automóviles circulen por la derecha, pero querer acordar la
verdad es imbécil, porque revela una tentativa de alterar lo inalterable, que
solo puede ser intención de personas que no distinguen la verdad absoluta de
aquello que son solo sus voluntades.
Las elecciones de cada uno de
nosotros definen nuestra identidad. Seguir la mayoría solo por comodidad es tan
irresponsable como estar en contra solo por placer de llevar la contraria.
Ilustración Carlos Ribeiro
http://rr.sapo.pt/artigo/88233/as_leis_estao_longe_da_perfeicao
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