14 jul, 2017
OPINIÓN DE JOSÉ
LUÍS NUNES MARTINS
Para ser valioso es preciso ser útil. Muchos piensan que su valor depende de lo que tiene, de su carrera o de la posición social que ocupa.
La libertad individual debe ser
respetada. Pero por más irresponsable que sea alguien, a cada uno le
corresponde siempre pagar con las consecuencias de sus elecciones.
¿La familia o una carrera? Para
muchos no hay opción. Algunos no tienen familia, otros están desempleados. La mayor
parte tiene que conjugar las dos, pero la verdad es que, desde hace algunos
años, sólo en casos raros y pasajeros se consigue un perfecto equilibrio.
Familia y carrera exigen todo,
cada una para sí, sin conceder mucho espacio a la otra. Se trata de una doble
exclusividad que es, por sí sola, una paradoja: la simple coexistencia de la
familia y de una carrera es ya motivo de una elección imposible, porque la
inevitable tentativa de conciliación es sinónimo de un doble fracaso.
El que trabaja y tiene una
familia vive con sacrificios permanentes y culpas duraderas.
Otros tienen una familia con
varios problemas, que se agravan por falta de tiempo o atención para cuidar de
ellos. Todo empeora y se vuelve cada vez más cómodo estar lejos... y empeora
aún más...
Para ser valioso es preciso ser
útil. Muchos piensan que su valor depende de lo que tiene, de su carrera o de
la posición social que ocupan. La inmensa mayoría de nosotros defiende que no
hay nada más importante que la familia, aunque después solo lo empeñamos a
nivel profesional, dejando a la familia para los ratos libres... o, de forma
aún más sencilla: para después.
Tal vez debiéramos cada uno de
nosotros pensar bien en su vida y en los objetivos que se propone, sin
ingenuidad. La carrera es importante, pero solo y solamente en cuanto
instrumento al servicio de otro fin.
La familia exige todo, casi
siempre a cambio de nada... pero solo así se puede ser feliz.
Imagen Carlos Ribeiro
http://rr.sapo.pt/artigo/88769/a_familia_ou_uma_carreira_a_familia
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