Poema de Fernando Pesoa
No sé cuántas almas tengo
A cada momento mudé.
Continuamente me extraño.
Nunca me vi ni encontré.
De tanto ser, sólo tengo alma.
Quien tiene alma no tiene calma.
Quien ve es sólo lo que ve,
quien siente no es quien es,
atento a lo que soy y veo,
me vuelvo ellos y no yo.
Cada sueño mío o deseo
es de lo que nace y no mío.
Soy mi propio paisaje;
asisto a mi pasaje,
diverso, móvil y solo,
no sé sentirme donde estoy.
Por eso, ajeno, voy leyendo
como páginas, mi ser.
Lo que sigue no imaginando,
Lo que pasó olvidando.
Anoto al margen sobre lo que leí,
lo que creí que sentía.
Releo y digo: ¿”Era yo?”
Dios sabe por qué escribo.
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