Uno de los mayores problemas de nuestro tiempo es que mucha gente que se cree el centro del mundo.
Hay momentos en que somos llamados a salir de nosotros mismos, para ir al
encuentro del otro... no estamos solos,
no somos únicos... por más que nos creamos diferentes y mejores.
Caminar puede ser una forma excelente de meditar, Paso a
paso, pensamos ideas y emociones... poco
a poco, vamos comprendiendo nuestra vida, mirando al pasado. Después, podemos
abrir el corazón al futuro que ha de llagar. Solo se vive hacia adelante, después que se ha comprendido lo que ha
pasado.
La vida es un viaje. Más que los parajes, el recorrido o la
confortabilidad, lo que importa es el destino. Cuando caminamos hacia donde
queremos, lo demás poco importa y la anticipación de la llegada es la alegría
que ya nos calienta el corazón. Esperar una alegría es ya una alegría. Del mismo
modo, cuando nos fuerzan a ir hacia
donde no queremos, cada paso es una pérdida de tiempo, una pérdida de paz, una
tragedia anunciada, pero ya concreta.
(...)
Amar es darse. Es compartir la casa, las fuerzas y los
dones. Es dejar de ser uno para ser un nosotros mayor. El sentido de la vida es
ese. Abrir la puerta de casa y salir, buscando a quien necesita de nosotros.
Nadie es feliz solo, por mayores que sean las razones de su alegría. Así como
cualquier sufrimiento se multiplica cuando quien lo soporta está solo.
(...)
Es necesario ir en busca de quien está solo. Es urgente ir y
llevar paz.
(...)
Date al que carece. Descansa al ansioso. Abraza al egoísta. Viste y da abrigo al que cree andar perdido en los desiertos de la
existencia. Es con un abrazo como, de forma voluntaria, se unen los que
quieren ser libres, construyendo la casa donde han de vivir juntos para
siempre.
en
El Rosario para creyentes y no creyentes, José Luis Nunes Martins, Paulo Pereira
2º Misterio: La Visitación
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