lunes, 1 de febrero de 2016

Desiertos dentro de palacios



30 de janeiro de 2016   https://www.facebook.com/jlmartins?fref=nf


                                            Ilustração de Carlos Ribeiro

Hay personas que brillan mucho, pero no iluminan nada… son solo estrellas (de)cadentes.

Hay quine cree que la apariencia es esencial. Tanta preocupación tiene por su exterior, que descuidan el interior. El tiempo va soplando y descubriéndolo todo, revelando lo que hay por detrás de los disfraces con que tanta gente finge ser lo que no es… muchos desiertos se esconden tras imponentes fachadas.

La apariencia es siempre vacía. Pero mientras algunos intentan parecer y aparecer olvidando su interior, otros optan por mantener la trasparencia, no permitiendo que se cree un muro que esconde el corazón… una apariencia trasparente protege el interior y nunca se superpone a él.

El que cree que su valor reside en lo que los otros ven, condena el castillo de su interior a la tristeza de la degradación, sin luz ni aire ni vida… sin un resto de amor. Son una enorme ruina egoísta que se destruye  sí misma de forma lenta.

Es importante abrir puertas y ventanas, invitar a los otros, el viento y el sol a que dancen en los salones y descansen en los cuartos de los palacios que tenemos dentro…

Es cierto que cada uno de nosotros debe cuidar su apariencia a fin de que, al darse al otro, le entregue algo tan valioso cuanto sea posible. Pero tratar de lo esencial es diferente de pasar todo el tiempo de espalda a lo accesorio. ¡Si es verdad que en el exterior puede haber algo de valor, también lo es que dentro de nosotros hay muchas cosas sin ningún interés!

Es mejor ser un espacio limpio donde haya paz y pueda brillar la luz que ser un montón de baratijas sucias y sin ningún valor. Lo que importa es ser, no tener.

No somos lo que tenemos, somos lo que amamos.

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