Daniel Medina Sierra
Quiero dar, si me permitís,
un merecido homenaje a algunos seres especiales que tengo la suerte de conocer.
Como no son dados a la exposición pública respetaremos sus nombres, tan sólo
los
nombraré por la primera letra.
nombraré por la primera letra.
G. Es un gran hombre,
padre, abuelo y esposo amantísimo y todos orgullosos de él, me ayudó en mis
primeros pasos de la manera más práctica. Me compró un infiernillo, una bombona
para calentarme la comida. Me acompañó a Cáritas de la iglesia mayor donde me
atendieron muy bien. No solo le debo dinero, le debo consideración,
complicidad, confianza e incluso algún enfado pasajero. Le debo preocupación y
espero, algún día, merecer su amistad.
El siguiente es un cura
querido por muchas personas por su gran bondad, Su nombre empieza por L. No es
que seamos íntimos amigos, ni siquiera tenemos la religión en común pero la
claridad de sus ojos al mirarme, una sonrisa amable... Si existen personas tan
buenas tiene que existir Dios.
Tenemos a O. Es un padre
más que amigo. Tengo la suerte de ser su amigo, es generoso hasta olvidarse de
sí mismo, Si no lo paro un poco me mete en su casa, se preocupa por mí, por los
demás, es un buen compañero y mejor amigo. Te hace sentir en casa, una
sensación que hace mucho no sentía. Tengo tanto que agradecerle... No se lo
digo tanto por no ser pesado ni para que crea que tiene ningún tipo de
responsabilidad hacia mí, pero doy las gracias siempre.
A P. lo conozco menos pero
parece que lo conozco desde hace mucho, es amable con todos, buen compañero, siempre
aprendes cosas nuevas, puedes contar siempre con él. La impresión que me dio la
primera vez que lo vi fue de un hombre bondadoso y no me equivoqué. Siempre
ayudando a su prójimo sin pedir nada a cambio. Tengo la suerte de ser su compañero
y amigo.
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