Daniel Medina Sierra
En un lugar muy cercano,
muy cercano, ocurrió una historia que traspasó las fronteras de su país. Fue en
San Fernando...pero no adelantemos los acontecimientos.
Era del individualismo y
la competitividad. En ese pequeño pueblo tan sólo vivían bien unos pocos
habitantes, los más usureros, los más mentirosos, los más corruptos. La mayor parte de las personas apenas
llegaban a final de mes, las calles estaban llenas de mendigos, los albergues
estaban repletos, la sanidad peligraba, la educación cada vez era más básica.
Mientras tanto los bancos
seguían absorbiendo cada resquicio de valor que hubiera, los políticos pasaron
a ser meros explotadores de masa humana, los bienes pasaron a manos de los más
poderosos; todo parecía perdido.
Un buen día, sin saber
bien por qué, una noticia les cambio la vida: ‘un señor, un vecino del
pueblo, estaba desesperado; como no podía más, murió.
No fue una noticia
extraordinaria, todos los días leían noticias peores; pero algo pasó. Esa
muerte llegó al corazón de la gente, fue como una explosión de rabia, de dolor,
pura empatía. La gente empezó a salir a
la calle a protestar, los habitantes comenzaron a reunirse haciendo de
ésta un solo grupo. Se llamaron Nueva
Sociedad y en ella se firmaron las primeras leyes justas.
- Nadie sin hogar, nadie
sin trabajo, nadie sin derechos, nadie sin deberes, nadie sin asistencia, nadie
sin educación.
Hubo muchas más y
empezaron a trabajar. Un banco expropiaba, todos se presentaban en el banco y
permanecían allí día y noche, apoyando al expropiado. Un político quería hacer
alguna reforma o ley, todos se manifestaban pacíficamente hasta hacerle
rectificar, las denuncias sociales fueron aumentando. Estas acciones fueron
creciendo cada vez más como un virus mortal e incurable que iba directo al
corazón del sistema, el sistema egoísta. Ése que poco a poco asimilaron y , por
qué no decirlo, al cual contribuyeron. La era de los corruptos se desplomaba,
la era del individualismo egoísta llegaba a su fin.
Las demás localidades
también pasaron a la acción, las provincias, los países. No lo podían creer, el
pueblo despertó, ya no tenía miedo, estaban unidos, ya no estaban solos. Fue
tan repentino que no les dio tiempo a reaccionar. Quisieron pactar a cambio de
inmunidad, quisieron comprar a los líderes, pero no había lideres, todos
contaban. Al final todo ese imperio fue cayendo. Primero los políticos
corruptos y los incompetentes, luego los bancos, los mercados.
Cuentan que ese fue el
inicio de la Nueva Sociedad. Ocurrió en un pequeño pueblo y su desencadenante
fue un pobre hombre que murió. No sé si es verdad pero es una hermosa leyenda,
la leyenda de la Nueva Sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario