domingo, 6 de diciembre de 2015

El estrecho camino del bien



5 de dezembro de 2015  
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                                               Ilustração de 
Carlos Ribeiro

Nuestra salvación depende del equilibrio entre el trabajo y el descanso. Las luchas de esta vida presuponen que cada uno de nosotros, en cada batalla, sepa encontrar tiempo para reposar, para cuidar su interior.

Hay quien piensa que la felicidad será una especie de paz absoluta donde nada acontece y todo nos es dado. No es así. No hay paz sin lucha. Más que un estado que se alcanza, la felicidad está en la fuerza que resulta de la fe con que se lucha por el bien del otro… un camino mucho más estrecho que se debe soñar, construir, recorrer…

Somos imperfectos. Pero nuestras faltas sólo nos vuelven malos cuando caemos y no volvemos a levantarnos.

Vence dos veces quien triunfa sobre el mal que hay en él.


Perfeccionar nuestro interior es  esencial. Nadie debe dejar sus sentimientos y pensamientos andar sueltos, sin principios ni orientación, imponiendo en cada momento, órdenes sin orden. Debemos ser señores de nosotros mismos y no esclavos de nuestros impulsos. Es porque arrepentirse es más importante que lavarse la cara.

Amar es ser, en silencio, fuerte y bueno. Incluso cuando eso nos hace sufrir. El resto… bueno, el resto son egoísmos disfrazados y llenos de disculpas.

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