jueves, 17 de diciembre de 2015

El voto

Daniel Medina Sierra


El 20 de diciembre volveremos a votar como lo hemos estado haciendo durante más de treinta años.
Votamos porque es un derecho constitucional, porque con el voto del pueblo cambiaremos las cosas, otro presidente nos “gobernará”, o tal vez sea el mismo.
Bien... ¿A qué parezco un ciudadano responsable, informadísimo y consciente del poder del voto? Pues no, no. Ni soy responsable, ni estoy informado y mucho menos consciente del acto en sí.


Como esto hay que argumentarlo,  empecemos.
No sé muy bien en qué momento de la historia les dimos a los políticos el poder de gobernarnos, pero yo no se lo he dado ni se lo daré nunca. Se supone que estos señores están para gestionar el país, no para gobernar al país y los que vivan en él. Votas una vez cada cuatro años y siempre con las mismas promesas que nunca cumplen, ese es nuestro margen, votar y cruzar los dedos para que " al menos'  hagan algo de lo prometido. Crean leyes sin consultar, con el supuesto poder principal, el pueblo; crean reformas, remueven la justicia y todos sabemos que solo es para esos pocos privilegiados,  que nos roban con cada compra, transferencias... El acto más cotidiano se convierte en beneficio para esta élite.


El voto es una farsa y lo sabemos, es una manera sutil de darte las sobras para que creas que le importas. Esto nos ha pasado por comodones, por querer que otros hicieran el trabajo que nos corresponde a todos, por hacer responsable único al político y librarnos de nuestra responsabilidad. ¡Para eso les pagamos, ¿No?!
Yo creo que ese domingo lo aprovecharé  viendo alguna película de Paco Martínez Soria, al menos así me reiré un poco, mejor que dejar que se sigan riendo de mí.


Si queremos Justicia Social, el trabajo lo tendremos que hacer nosotros, si queremos Sanidad, Educación, Empleo... O nos empezamos a poner de acuerdo los ciudadanos, o estaremos repitiendo lo mismo cada cuatro años hasta que acabemos por ser un país tercermundista. Yo no votaré jamás, me quité la venda de los ojos, actúo,  no me limito a criticar. Muchos aún no han tenido suficiente y siguen pensando que esto es cosa de los gobernantes, que nosotros no podemos hacer nada,  que no tienen la culpa de este desastre, solo el banco, el político, las empresas, los mercados.


Qué verdad es esa que dice que no puedes luchar contra corriente. Fuimos nosotros los que le dimos estos privilegios y somos nosotros los mismos que debemos quitárselos. Si seguimos con este absurdo ritual con la falsa arma de... Si no lo hace bien votaremos a otros,  eso sí, cuando pase otros cuatros años. La decisión es vuestra. Si creéis que con vuestro voto cambiaréis el rumbo del país y le dais un escarmiento a aquellos que lo han hecho mal, adelante; yo me bajo de ese barco, porque el capitán solo cambió  de chaqueta.


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