Daniel Medina Sierra
El 20 de diciembre
volveremos a votar como lo hemos estado haciendo durante más de treinta años.
Votamos porque es un
derecho constitucional, porque con el voto del pueblo cambiaremos las cosas,
otro presidente nos “gobernará”, o tal vez sea el
mismo.
Bien...
¿A qué parezco un ciudadano responsable,
informadísimo y consciente del poder del voto?
Pues no, no. Ni soy responsable, ni estoy informado y mucho menos consciente
del acto en sí.
Como
esto hay que argumentarlo, empecemos.
No
sé muy bien en qué momento de la
historia les dimos a los políticos el poder de
gobernarnos, pero yo no se lo he dado ni se lo daré nunca. Se supone
que estos señores están para gestionar el
país, no para gobernar al país y los que vivan en
él. Votas una vez cada cuatro años y siempre con las
mismas promesas que nunca cumplen, ese es nuestro margen, votar y cruzar los
dedos para que " al menos' hagan
algo de lo prometido. Crean leyes sin consultar, con el supuesto poder
principal, el pueblo; crean reformas, remueven la justicia y todos sabemos que
solo es para esos pocos privilegiados, que nos roban con cada compra, transferencias...
El acto más cotidiano se convierte en beneficio
para esta élite.
El
voto es una farsa y lo sabemos, es una manera “sutil” de darte las sobras
para que creas que le importas. Esto nos ha pasado por comodones, por querer
que otros hicieran el trabajo que nos corresponde a todos, por hacer
responsable único al político y librarnos de
nuestra responsabilidad. ¡Para eso les pagamos,
¿No?!
Yo
creo que ese domingo lo aprovecharé viendo alguna película de Paco Martínez Soria, al menos
así me reiré un poco, mejor que
dejar que se sigan riendo de mí.
Si
queremos Justicia Social, el trabajo lo tendremos que hacer nosotros, si
queremos Sanidad, Educación, Empleo... O nos
empezamos a poner de acuerdo los ciudadanos, o estaremos repitiendo lo mismo
cada cuatro años hasta que acabemos por ser un país tercermundista. Yo
no votaré jamás, me quité la venda de los
ojos, actúo, no me limito a criticar. Muchos aún no han tenido
suficiente y siguen pensando que esto es cosa de los “ gobernantes”, que nosotros no
podemos hacer nada, que no tienen la
culpa de este desastre, solo el banco, el político, las empresas,
los mercados.
Qué verdad es esa que
dice que no puedes luchar contra corriente. Fuimos nosotros los que le dimos
estos privilegios y somos nosotros los mismos que debemos quitárselos. Si seguimos
con este absurdo ritual con la falsa arma de... ‘Si no lo hace bien
votaremos a otros’, eso sí, cuando pase otros
cuatros años. La decisión es vuestra. Si creéis que con vuestro
voto cambiaréis el rumbo del país y le dais un
escarmiento a aquellos que lo han hecho mal, adelante; yo me bajo de ese barco,
porque el capitán solo cambió de chaqueta.
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