Estoy seguro de no equivocarme al decirte que a cuantos te
conocimos y tratamos en esta preciosa tarea de la caridad, reconocemos
agradecidos tu dedicación y provechosa contribución al buen funcionamiento de
Cáritas de San Fernando.
No olvidaremos tu gran vocación de servicio que, como buen
profesional al servicio de la Patria habías ejercitado desde joven, y luego la
ejerciste como voluntario de Cáritas, con paciencia, con tesón y acierto, tratando
de aunar voluntades y aprovechando los recursos para dar respuesta al mayor número de solicitudes de ayuda,
tanto material como de formación y acompañamiento.
Esta voluntad de servicio solo cesó a causa de tu
enfermedad, o quizá sea más justo decir que no cesó, sino que tuviste que dedicar
todos tus esfuerzos al nuevo reto que el Señor te planteó, y que asumiste con
toda dignidad, y con esperanza. Pero el Señor ‘necesitaba’ un voluntario como
tú cerca de Él ,y así es como te premia ahora, formando parte de la Fuente
misma de la Caridad y la Misericordia, para siempre.
Por eso me atrevo a pedirte que sigas teniéndonos presentes
ante el Señor, para que siga alentándonos en la labor y le sirvamos de la mejor
manera en la construcción de su reino aquí en la tierra, de manera especial integrando
en él a los marginados de la sociedad.
Quiero dedicarte las palabras que explican el logo de Cáritas, a la que tan bien serviste:
Bonitas palabras, lo poco que conocí de él siempre fue bueno. Una persona amable con una amplia sonrisa, afectuoso. Hoy cuando me enteré de la noticia solo me venía a la cabeza la imagen de sus afectuosos saludos y su gran sonrisa, también me recordaste, octóvilo que hoy es el día de los ángeles custodios y no dudo en absoluto que en ese momento de tránsito los ángeles estaban para acompañarlo a su verdadero hogar donde todo hombre justo como fue él se reunirá y gozará de plena felicidad. Hasta pronto Juanjo, ha sido un privilegio haberte conocido.
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