OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Hoy no te puedo tocar. La melodía de tu voz, el perfume de
tu piel y el abrazo suave de tus besos son, en este momento, solo pedazos
sueltos que la imaginación produce en mi memoria.
Siento tu ausencia pero, en ese dolor, siento también tu
presencia. No consigo arrancar al silencio una sola palabra tuya. Pero sé que
estás aquí...
Escoger siempre es eliminar opciones. Te escogí y continúo
escogiéndote. Incluso aunque no te pueda sentir sino es por la fe en el amor.
No oigo tu corazón, mas siento mi latido como si fuesen dos.
Estás en mí, porque te das a mí en cada gesto. Estoy en ti, porque te amo. Soy quien soy por ti y
para ti.
Te sueño danzando entre las cuerdas de las gotas de lluvia
que caen, tocando en ese arpa celestial la melodía de nuestra vida a dos.
Tal vez te demores, pero yo nunca me cansaré de esperar.
Tarda lo que tuviera que ser. No te apresures. Tenemos la eternidad. Claro, en
este momento, quería sentir el aliento de tu respiración... pero la verdad es
que ninguna espada nos puede separar. Ni el mal, pues el bien está con
nosotros. El tiempo corre a nuestro favor y yo espero.
Sí. La respuesta es sí. Estoy bien.
Faltará poco para poder oírte llamarme por el nombre...
aunque tarde mucho.
No consigo siquiera pensar en amar a quien, como tú, me acepta con todas
mis flaquezas. ¿A quién, sino a ti, debo entregar mis fuerzas y talentos?
Nuestro amor es un mar. Infinito, fuerte y persistente,
jamás se cansa... y, a pesar de las mareas, nunca deja de estar vivo. Y
nosotros vivimos en lo íntimo de ese mar... envueltos en la paz del abrazo que
nos unió.
Señora de mis silencios y de mis tempestades... Sí. Estás
aquí. Te siento, aunque solo con el corazón. Pero tampoco ninguna otra verdad me
importa.
¿A mí? A mí me basta saber que estás aquí.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
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