OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES
MARTINS
Para que seamos felices, el amor
hace casi todo y nosotros casi nada. Pero el amor solo da su casi todo después
que nosotros demos nuestro casi nada.
El amor es la simiente viva de nuestra
sangre. Aquello que hace que nosotros entreguemos lo que somos y tenemos. Todo.
La vida es el tiempo, sin atrasos ni grandes dudas.
El amor es un reconocimiento de
mí en el otro y del otro en mí. Contemplar las profundidades escondidas en el
corazón es admirar el cielo que existe en lo más íntimo de lo íntimo de todas
las personas. Es ahí donde se esconde y se revela lo divino en cada uno de
nosotros.
El amor nos exige todo. Nuestro
todo, que es poco, hace que el todo sea
nuestro, si fuéramos capaces de amar. Esperando contra toda esperanza y soñando
a pesar de todas las angustias.
Cuando alguien ama se vuelve
libre. Vuela, por fin, aliviado del peso de las cosas insignificantes a las que
tantos llaman esenciales.
La felicidad no es lo que sucede
después de haberse alcanzado todo lo que se desea. Pasa, sí, por la capacidad
de ser agradecidos por aquello que ya tenemos y por la paciencia de esperar
aquello que soñamos. Al final, el día de hoy será algo que muchos han de llorar
siendo menospreciado.
Nadie es feliz lejos del amor.
¿Qué es importante hacer antes
que esta vida acabe? Ve y haz. Hoy. Lánzate como un viento y esfuérzate por
llegar donde puedas encontrar amor. No esperes que él te encuentre. Cree. El
amor ya te encontró y está esperándote.
Ve.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
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