JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
En aquellos días, una mujer salió de su casa decidida a
arriesgarse. A comprometer todo lo que tenía, su vida tranquila, su estabilidad
y sus seguridades a cambio de un sueño casi imposible: vivir su vida de acuerdo
con aquello que creía que podría hacerla feliz.
Siguió adelante en la vida. Sin inclinarse para cualquier
lado. Sincera, honesta y verdadera. Erró, cayó y se levantó, muchas veces. Tuvo
que enfrentarse a adversidades que ni siquiera sabía que existían. Fue abriendo
algunas puertas de esperanza en momentos de tinieblas. Tuvo la fuerza de ser
paciente, sufrir sin desistir. Al final, quien no sea capaz de vencer las
sombras que tiene nunca llegará a ser luz. Quien no ama, vaga en las tinieblas.
Un día mientras construía su camino una enorme paz le
invadió el corazón. En ese instante comprendió que la felicidad es la paz de
confiar.
Un día alguien le preguntó de dónde le venía la fuerza. Ella
respondió:
“-Quien hace posible
que vaya más lejos son mi familia y mis amigos. No por la ayuda que me pueden
dar mientras subo ingrávida camino de mis sueños, sino por la certeza de que al
caer y resbalar... aunque sea hasta el mismo fondo del valle, algunos de ellos
estarán conmigo, estarán a gusto conmigo como siempre... me ayudarán a
levantarme y a luchar de nuevo. Pero, no me dejarán mientras no estuviera otra
vez en camino... así, también yo estoy atenta a los que van encaminados y a los
desencaminados de los que amo. Pero solo voy a su encuentro cuando la
adversidad parece que va a romper su corazón. Y me retiro así que estuvieran de
nuevo en camino de su felicidad.”
Amar es ser paz.
El amor nos libra de las penas, pero eso pasa por el
sufrimiento de los dolores que causan.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
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