Si la caridad es una, y
emana de la Única Fuente que la puede ejercer sin límite, sin discriminaciones
positivas o negativas, ¿Por qué a estas alturas todavía no se ha llegado a
ejercer la caridad en San Fernando desde una Cáritas, único modo de eliminar
las once diferencias según las once parroquias, los ‘excesos de celo’ por parte
de algunos voluntarios en el desempeño de sus diferentes cometidos, y tanto en
sus relaciones con otros voluntarios como ante los acogidos?
Yo sé que se ha intentado,
pero quizá ante la imposibilidad de llevar a cabo tan encomiable propósito, por
el momento, y el incesante y apremiante aumento de las demandas de ayuda, los
equipos tienen que improvisar y no tienen mucho tiempo para formar equipos bien
compenetrados, y a veces ni siquiera hay un número de voluntarios suficiente para
formar un equipo como tal.
A nadie se le escapa tampoco
que la oferta de voluntarios en cáritas, me refiero solo a arciprestazgo de San
Fernando, es inferior a la que se
aprecia en otras organizaciones u ongs. Parece como si no fuera una actividad
tan atractiva para ejercer un voluntariado. Yo quiero pensar que como se ve y
se palapa tanto la crisis en las personas que acuden a pedir ayuda a cáritas,
pues como que muchos ‘no quieren ver’, o huyen como si temieran contagiarse de
exclusión social, ¡terrible palabra!
Sin embargo, es mucha la gente
que tiene sentimientos de solidaridad, incluso empatía con los seres humanos
menos favorecidos, por eso busca organizaciones que tengan más atractivo, por
el motivo que sea, porque hagan mejor propaganda, o, ¿por qué no?, exijan menos
exposición al contacto directo con situaciones más comprometidas o
desagradables.
No me apetece denunciar, ni
criticar, pero a la vez, como me importa lo que hago, no me queda más remedio
que expresarlo aquí por lo menos, como desahogo, y por si alguien lo considera
digno de tener en cuenta. Dicen que a la tercera va la vencida. Algo tendré yo
que ver, sin duda, como dijo alguien cuando tuve que abandonar mi segundo
equipo de cáritas; aunque, siendo sincero, el abandono fue por doble motivo,
pero básicamente por cambio de domicilio, y entonces dejé de pertenecer a esa
parroquia. De nuevo me veo obligado a dejar el equipo donde colaboraba
ocasionalmente, y a las puertas de la Navidad, lo cual hace que me duela más.
Y ya que me he puesto, creo
que debo decir algunos motivos por los que algunos equipos de cáritas no pueden
ejercer su labor de la mejor manera posible: escasa atención y reconocimiento de los párrocos; ‘exceso de
celo’ de algunos directores...; sobrecarga por equipos muy reducidos; falta de
unos criterios básicos (o principios), breves
concretos, firmes, que conlleven alguna
responsabilidad ante el grupo y poder evaluar de vez en cuando su
funcionamiento.
Bueno, y por supuesto sigo,
hasta que pueda o me dejen, de voluntario en este programa de Cáritas Diocesana
para personas sin hogar. Aquí no hay que gestionar tanto papeleo, eso lo hace
el trabajador social, uno a uno y reservadamente; el voluntario aquí apoya al
trabajador y se relaciona de tú a tú con las personas que acuden al albergue, o
viven en la calle y vienen a tomar un café, porque el comedor les cae muy
lejos; o a encontrarse con quien hablar tranquilamente. Estoy muy a gusto aquí,
y creo que es un servicio muy útil, necesario, y debe mantenerse a toda costa.OM
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