Voy a comenzar este post guiado por la luz y de la mano de un
libro que nunca miente ni defrauda, porque nos dice siempre la verdad, por eso
sirve perfectamente para juzgar en cualquier tiempo lo que está bien y está mal.
Como en estos tiempos reina la confusión del relativismo, heredero de Babel,
pues me parece lo más adecuado, para lo que quiero decir, comenzar con las
siguientes palabras de la Biblia:
“No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la
polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban.
Haceos tesoros en el cielo... Porque donde está tu tesoro allí está tu
corazón... Nadie puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y al
dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados
por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo
pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el
cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni
almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir
una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo
crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan.
...Por tanto no os agobies por el mañana, porque el mañana
tendrá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia” (Mt. 6, 19 - 34).
El caballo del progreso, se ha desbocado, como caballo de Atila, furioso, no permite que las
economías particulares puedan medrar o crecer, especialmente las más débiles.
Compite, atolondradamente, con la ‘Providencia divina’, la que el evangelio de
Mateo nos presenta con tanta clarividencia e inspiración.
Ya no crecen las
plantas silvestres, en la naturaleza virgen, ya no nos alimentan, han sucumbido ante los insecticidas para las
plantas fabricadas artificial y científicamente en inmensas plantaciones o invernaderos,
a precios elevadísimos...
Este progreso, pretende sustituir a la naturaleza, en sus
ritmos y en su producción cíclica y ‘sostenible’ (como se dice ahora), produce por producir, y lo que no se vende se
tira, se arroja al basurero...
Pues para remediar, un poquito, y evitar así que el
descontento social se organice y crezca, ahora se producen alimentos
especiales, de baja calidad, con su etiqueta correspondiente para evitar su
venta por particulares. Su destino primero es abastecer unos Bancos de Alimentos, gestionados por
voluntarios, que luego los reparten
entre las organizaciones benéficas que los soliciten, mientras cumplan con las
condiciones para el almacenamiento, y puedan presentar la documentación exigida
para el control del reparto.
Todo este progreso cuenta con un servidor extraordinario, la
informática, el más fiel y astuto servidor; nos va robotizando, de manera que
vamos aceptando las nuevas formas de dominación y control de las personas, como
si fuera un juego. Todo se informatiza, todo funciona al simple y eficiente ritmo
del “clic” informático, en la vida social, y personal...
Los bancos son unas meras ‘máquinas’ de hacer dinero, que lo
sacan en gran cantidad de sus miles de clientes, sean pudientes, sean
beneficiarios de alguna escuálida pensión social, o simplemente un ‘mileurista’. Ya el director de la sucursal
bancaria, no puede intervenir a favor del cliente en apuros, como hacían los
directores de las cajas de ahorros, para permitir un pequeño anticipo, o retrasar
el cobro de algún recibo. No puede evitar las multas que caen instantáneamente
si no pagas un recibo a tiempo, aunque hayas pagado cientos. Todo está
centralizado en ciudades bancarias inteligentes, en la oficina no hay más que
‘robots humanos’ que sirven al ‘señor banco’. Todo son facilidades para que
ingresemos el dinero que nos tenemos que quitar de comer, vestir, calzar, etc.,
Y el progreso ideológico, que es algo difícil de calificar, pero
que hace que todos quieran aparentar al menos ser ‘progres’ frente a los
carcas, fascistas, lo antiguo, etc. Es tan absurdo, que es defendido por
políticos de diferentes partidos y tendencias, rivales y hasta enemigos entre
sí; todos coinciden en aprobar esas
leyes ‘creadoras’ de nueva humanidad, leyes que reniegan del derecho natural, y
que pretenden convertirnos en unos hombres y mujeres nuevos, formando parte de una sociedad
nueva, en la que podemos empezar eligiendo el sexo o el género que queremos
tener (no sé si algún día se podrá elegir la naturaleza que quieres ser,
mineral, vegetal o animal...). Por eso
ahora se dice y se escribe diferenciando con mucho énfasis os/as; se admiten
hasta ocho tipos de familias; se puede abortar, porque ahora es una simple
‘interrupción voluntaria del embarazo’; se puede elegir el momento de la
muerte, o sea practicar la eutanasia, y para eso se le da el nombre de ‘muerte
digna’ y otros eufemismos; a la violencia se le ponen adjetivos nuevos para
acomodar las penas discriminatoriamente, según la conveniencia de cada momento
o persona... y así hasta cambiarlo todo, como si ya hubiéramos llegado al fin
de la historia, sin juicio final para los hombres ni catástrofes naturales.
Todos estos ingredientes se suman a una crisis que ha
generado unas nuevas "manos muertas” del paro eterno, juvenil y de
jubilados"(tomo el término de Federico Jiménez Losantos). Y unos nuevos
señores (banqueros, lobbies económicos e ideológicos) controlan y dirigen la
economía, la vida de las gentes y hasta sus pensamientos. Sus luchas, son
luchas por el poder, en una sociedad cainita, donde los que se oponen al
relativismo y al ‘buenismo’ que disfraza la realidad humana con todo tipo de
eufemismos, debe ser despreciado y eliminado, sin el menor derecho a la
discrepancia, a la libertad de pensamiento o creencia.
El progreso, si no es universal y no beneficia a todos, es
mentira, una injusticia, y por tanto es un fracaso, porque se destruirá. Sólo Dios, que da igual jornal a todos los
trabajadores de su reino, de todos los tiempos y lugares, es justo, es la
Verdad, da lo que a todos y cada uno más le importa, su vida, y es para la
eternidad. Debiéramos saber esto y el mundo entonces sería diferente.OM
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