viernes, 9 de diciembre de 2016

Alianza de la economía, ‘lo progre’ y la política, contra la Providencia.


Voy a comenzar este post guiado por la luz y de la mano de un libro que nunca miente ni defrauda, porque nos dice siempre la verdad, por eso sirve perfectamente para juzgar en cualquier tiempo lo que está bien y está mal. Como en estos tiempos reina la confusión del relativismo, heredero de Babel, pues me parece lo más adecuado, para lo que quiero decir, comenzar con las siguientes palabras de la Biblia:

“No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo... Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón... Nadie puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados  por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan.
...Por tanto no os agobies por el mañana, porque el mañana tendrá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia” (Mt. 6, 19 - 34).   
 
El caballo del progreso, se ha desbocado, como  caballo de Atila, furioso, no permite que las economías particulares puedan medrar o crecer, especialmente las más débiles. Compite, atolondradamente, con la ‘Providencia divina’, la que el evangelio de Mateo nos presenta con tanta clarividencia e inspiración.

Ya no  crecen las plantas silvestres, en la naturaleza virgen, ya no nos alimentan,  han sucumbido ante los insecticidas para las plantas fabricadas artificial y científicamente en inmensas plantaciones o invernaderos, a precios elevadísimos...

Este progreso, pretende sustituir a la naturaleza, en sus ritmos y en su producción cíclica y ‘sostenible’ (como se dice ahora),  produce por producir, y lo que no se vende se tira, se arroja al basurero...

Pues para remediar, un poquito, y evitar así que el descontento social se organice y crezca, ahora se producen alimentos especiales, de baja calidad, con su etiqueta correspondiente para evitar su venta por particulares. Su destino primero es  abastecer  unos Bancos de Alimentos, gestionados por voluntarios, que luego los  reparten entre las organizaciones benéficas que los soliciten, mientras cumplan con las condiciones para el almacenamiento, y puedan presentar la documentación exigida para el control del reparto.   

Todo este progreso cuenta con un servidor extraordinario, la informática, el más fiel y astuto servidor; nos va robotizando, de manera que vamos aceptando las nuevas formas de dominación y control de las personas, como si fuera un juego. Todo se informatiza, todo funciona al simple y eficiente ritmo del “clic” informático, en la vida social, y personal...

Los bancos son unas meras ‘máquinas’ de hacer dinero, que lo sacan en gran cantidad de sus miles de clientes, sean pudientes, sean beneficiarios de alguna escuálida pensión social, o simplemente un  ‘mileurista’. Ya el director de la sucursal bancaria, no puede intervenir a favor del cliente en apuros, como hacían los directores de las cajas de ahorros, para permitir un pequeño anticipo, o retrasar el cobro de algún recibo. No puede evitar las multas que caen instantáneamente si no pagas un recibo a tiempo, aunque hayas pagado cientos. Todo está centralizado en ciudades bancarias inteligentes, en la oficina no hay más que ‘robots humanos’ que sirven al ‘señor banco’. Todo son facilidades para que ingresemos el dinero que nos tenemos que quitar de comer, vestir, calzar, etc.,

Y el progreso ideológico, que es algo difícil de calificar, pero que hace que todos quieran aparentar al menos ser ‘progres’ frente a los carcas, fascistas, lo antiguo, etc. Es tan absurdo, que es defendido por políticos de diferentes partidos y tendencias, rivales y hasta enemigos entre sí;  todos coinciden en aprobar esas leyes ‘creadoras’ de nueva humanidad, leyes que reniegan del derecho natural, y que pretenden convertirnos en unos hombres y  mujeres nuevos, formando parte de una sociedad nueva, en la que podemos empezar eligiendo el sexo o el género que queremos tener (no sé si algún día se podrá elegir la naturaleza que quieres ser, mineral, vegetal o animal...).  Por eso ahora se dice y se escribe diferenciando con mucho énfasis os/as; se admiten hasta ocho tipos de familias; se puede abortar, porque ahora es una simple ‘interrupción voluntaria del embarazo’; se puede elegir el momento de la muerte, o sea practicar la eutanasia, y para eso se le da el nombre de ‘muerte digna’ y otros eufemismos; a la violencia se le ponen adjetivos nuevos para acomodar las penas discriminatoriamente, según la conveniencia de cada momento o persona... y así hasta cambiarlo todo, como si ya hubiéramos llegado al fin de la historia, sin juicio final para los hombres ni catástrofes naturales.

Todos estos ingredientes se suman a una crisis que ha generado unas nuevas "manos muertas” del paro eterno, juvenil y de jubilados"(tomo el término de Federico Jiménez Losantos). Y unos nuevos señores (banqueros, lobbies económicos e ideológicos) controlan y dirigen la economía, la vida de las gentes y hasta sus pensamientos. Sus luchas, son luchas por el poder, en una sociedad cainita, donde los que se oponen al relativismo y al ‘buenismo’ que disfraza la realidad humana con todo tipo de eufemismos, debe ser despreciado y eliminado, sin el menor derecho a la discrepancia, a la libertad de pensamiento o creencia.

El progreso, si no es universal y no beneficia a todos, es mentira, una injusticia, y por tanto es un fracaso, porque se destruirá.  Sólo Dios, que da igual jornal a todos los trabajadores de su reino, de todos los tiempos y lugares, es justo, es la Verdad, da lo que a todos y cada uno más le importa, su vida, y es para la eternidad. Debiéramos saber esto y el mundo entonces sería diferente.OM



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