Daniel Medina Sierra
Estamos viviendo en dos
mundos distintos. Paralelamente están disputándose este mundo el mal y el bien,
haber quien deja las espadas y se rinde.
Por un lado tenemos a los
bien llamados zombis, personajes repugnantes incapaces de discernir entre lo
que está bien y los que está mal, inmersos en sus patéticas vidas, preocupados
solo de la nueva noticia rosa, de amores y desamores de los famosos.
Si ponen la música a altas
horas de la noche, si están haciendo obras sin permiso, si molestan, si no
pagan impuestos...
Son incapaces de ponerse
en el lugar del otro, es más, creen de verdad que no están haciendo mal alguno.
Otros tiran de típicos exabruptos
como ¡ Vaaaa!, ¡anda ya! para esconder su propia ignorancia. Antes parecer
tonto que serlo, supongo. Otros que, simplemente, les molesta el mundo, las
personas y ellos mismos. Ni viven ni dejan vivir, pendientes de cada sonido,
cada luz encendida, incluso los ves asomados como cuervos esperando a que te
alteres o le llames la atención para montar su particular circo.
Otros son manipuladores,
cobardes escondidos en la coraza de la compasión ajena. Perfectas máquinas
tragaperras de las que nunca ganas y pierdes mucho. Cuentan su tragedia con tal
convicción, que si no eres diestro en el arte del mal, te la cuelan y cuando te
das cuenta te ha sacado hasta los gallumbos. Son los lobos con piel de cordero,
cuidado con estos especímenes por que se reproducen como ratas.
El bien tiene mala fama,
la honradez es un chiste malo sobre alguien que fue una persona correcta, la
palabra es un tic lleno de incoherencias y contracciones en las redes sociales,
la verdad es una mentira escondida, vivir ahora se llama calidad de vida.
Puedo seguir con los
eufemismos pero ya me entendéis. El bien lo es todo, lucha, entrega, amor,
tolerancia... y si es así ¿ por qué esta ganándonos el mal?
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