Daniel Medina Sierra
En una batalla de dioses,
luché por curar mis
heridas,
no encontrando otra
salida,
que dejar mi corazón como
prenda.
el más atroz de los
demonios,
amenazante sobre lágrimas
escritas en vida,
hubo muchos,
todos huyeron.
Y aquí me encuentro yo, de
cara a la pared.
Antojo del destino,
suplicante agonía de horas
vacías de nada.
No preguntes por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario