viernes, 4 de marzo de 2016

Algo estamos haciendo mal


 Daniel Medina Sierra


¿Saben de ese dicho, ‘predicar en el desierto’? pues así me siento la inmensa parte del día.
Tengo la impresión de no saber si el idiota soy yo o son los demás, si estoy encerrado entre una masa de locos, imbéciles, cortos de miras, estúpidos egoístas, populistas, barriobajeros... o todo eso soy yo.
A día de hoy no hay persona que me explique por qué aguantamos a estos parásitos y les atendemos.



Harto de personas que vienen EXIGIENDOTE que le arregles sus problemas, amenazando, insultando, pasando olímpicamente de los requerimientos necesarios para seguir prestando atención y ayuda.
Manda a sus hijos menores a que vengan por los alimentos, a que pasen la vergüenza que tendrían que pasar los padres por no traer un puñetero papel ¿y qué le dices a un crío? pues... pasas un mal rato.



Desconozco hasta qué punto el desprecio de determinadas personas a la mínima educación o compostura puedan llegar y, francamente, no lo quiero saber.
¿¡Vas a pedir alimentos con un buen coche en la misma puerta!? Y ahora dale pañales, y dale toallitas, y dale cereales, potitos...
Y el que le está ayudando resulta que ni luz tiene en casa.



Es de locos, es el mundo al revés. Las buenas personas que vienen voluntariamente a aportar parte de su tiempo y esfuerzo sólo por ayudar a los demás.
Confieso que se me cae el alma encima cuando pienso en mis compañeros que tanto amor y cariño dan y se encuentran todos los meses con los mismos jil...



Los miro mientras tratan, con poca fortuna, de darle a entender que nosotros SIEMPRE estamos del lado del más desfavorecidos, siempre , y no atienden a razones, a buenas palabras; dan por hecho que a nosotros se nos puede pisar o engañar libremente ¡somos voluntarios, ¿no?!
Tengo que reconocer que mis compañeros, desde el primero al último, son mucho mejores personas que yo, pues a veces cogía a uno de estos... La miseria humana es lo que más desprecio me da.



Como siempre, hay que aclarar, estos individuos son minoría pero jo..., lo siento, de vez en cuando jo...
Haceros una mínima idea de lo que se os pasaría por la cabeza al ver a una chica monísima aparcando el cochazo ¡No enfrente, no, justo en el escaparate! Luego imaginar la cara del personal. En lo que a mí concierne se me quedó una cara de tonto.
Luego piensas para ti mismo. Yo, que he luchado como el que más,  que estoy aportando lo que puedo, que no recojo comida, no pido, sólo trato de ayudar. He sido completamente responsable de mis actos buenos y malos, y yo no tengo ni para poder mantener luz y agua. Algo estamos haciendo mal.




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