miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Feliz Año Nuevo para todo el mundo!


Y aunque sea un tópico, y aunque muchas personas vivan en la calle, pues Feliz Año Nuevo para todo el mundo, pero especialmente para aquellos para quienes su esperanza está en las manos de otro; la esperanza en lo material, su sustento y su supervivencia.

Si muchos supieran que su esperanza, la que concede la tranquilidad y la paz verdadera, en lo más profundo de uno mismo, se vería acrecentada y sostenida en el cuidado de alguien que necesita de ellos, entonces seguro que no sólo el Año nuevo sería feliz, el mundo entero sería mejor.


A menudo estamos esperando que sean otros, que sean las instituciones, el gobierno, los políticos los que solucionen los problemas, los que garanticen el cumplimiento de los derechos de cada ciudadano. Pero eso es imposible, no sólo por la incapacidad de los gobiernos para dar satisfacción a todas las demandas, sino porque hay necesidades, meramente humanas, a las que sólo otra persona humana puede dar satisfacción.

Buscamos un mundo más justo y feliz, y vamos progresando, y para ello vamos  acumulando derechos humanos, al amparo de la ONU; pero,  es inaudito que tengamos que estar reclamándole que exija el cumplimiento de los derechos básicos en numerosos países, y peor aún, es indignante que tengamos que pedirle a la misma ONU que defienda el  derecho más básico de todos, el derecho a la vida, y a la naturaleza humana.

Quizá es un organismo demasiado grande, o babélico, por lo que resulta inoperante para articular una autoridad moral, digna de respeto para todo el mundo. Se ha convertido en cambio en un poder ideológico e ideologizado, desde el que grupos de presión quieren imponer sus intereses, no siempre claros,  y sin duda muy poco respetuosos con el derecho a
la libertad de pensamiento y de creencias. Es más, tratan de culpar a todas las religiones de ser causa de violencia, para justificar así su deseo de sustituirlas por una tolerancia y un relativismo formalistas, que implica la renuncia a la búsqueda de la verdad y aligera la conciencia y la libera del sentimiento de culpa.

Aunque haya que seguir luchando por los derechos, porque sabemos que en la práctica es  imposible darles cumplimiento de manera absoluta, no sólo por la incapacidad material y falta de voluntad política de los gobiernos, sino de la misma ONU, debemos entender que hay necesidades, meramente humanas, a las que sólo otra persona humana puede dar satisfacción, gratuitamente, sin imposición, en disposición permanente, acercándose a quien, al lado, necesita ayuda.



Feliz Año Nuevo, porque nos adelantamos a hacer el bien, indiscriminadamente, incansablemente, sin esperar que otros lo hagan antes,  por convicción, porque  ha nacido en todos y cada uno un hombre nuevo, limpio, humilde, absolutamente generoso.

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