sábado, 23 de febrero de 2019

Hasta siempre, Miguel Ángel



Descansa en paz, Miguel Ángel. Has pasado por numerosos trances, de algunos de los cuales hemos sido testigos, de este último no lo hemos sido, aunque lo hayamos temido en algunos momentos. Pero este trance es el último, y te permite ser juzgado por la Misericordia infinita de Dios, así que esperamos que te sea favorable y pases a gozar de la paz eternamente.

Aunque algún tiempo habías dejado de acudir a la oficina de Cáritas, tu recuerdo sigue muy presente, no eras una persona que pasara desapercibida, no lo ibas a consentir, siempre encontrabas la forma de entrar en conversación. Si no supimos atenderte como tú lo necesitabas, perdónanos ahora e intercede para que estemos siempre dispuestos a atender a cuantos nos pidan ayuda y sepamos hacerlo de la forma que más les convenga.

Muchas veces comentamos cosas de ti, como por ejemplo aquella costumbre, o querencia, de ir a primera hora cada mañana, cuando el cuerpo te lo permitía, a tomarte tu sopita caliente. Te cogimos una jarrita para que pudieras tomarla calentita. Por esto, y por más cosas, sentíamos tu aprecio, a pesar de tus enfados, sobre todo cuando alguien te llevaba la contraria, incluso a veces tardabas días en volver. Pero te recuperabas en seguida y sonreías, como si no hubiera pasado nada, como si la protesta hubiera sido precisamente contra ti mismo, por tu rebeldía natural.

Al final pudiste volver a tu casa, con los tuyos, nos alegramos mucho por ello, y ahora les queda la satisfacción de que llegada la hora de partir para un mundo mejor, no estuvieras solo y en la calle, esa reconciliación os habrá servido de mérito y ensayo para acceder al mejor de los mundos, en la mejor compañía, y para siempre.


1 comentario:

  1. El sopas, como lo conocíamos. Yo lo conocí mucho antes de que acudiera a Cáritas por la relación de amistad que me unía a su hermano. Me he enfadado muchas veces con él pero siempre supo que me enfadaba por que me importaba. Recuerdo que me decia: Quien me iba a decir que siendo tú amigo de mi hermano serías quien me ayudaras. Lo acompamos cuando estuvo hospitalizado, y le dimos consejos, lo escuchamos.. Estuvimos cuando nadie lo estuvo. Él lo supo y lo sabe allá donde esté. Que Dios tenga más misericordia que aquí en este mundo. Hasta pronto Miguel

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