José luís Nunes Martins
¡El amor es una voluntad profunda de hacer a alguien
feliz… y ser feliz si lo consigue!
Hay en esta firme decisión una enorme carga de sueño, el
deseo del bien de alguien, como el recuerdo claro de que un día, que aún ha de
venir, pero que ya se tiene por cierto.
El sentido de la vida pasa por irnos dando hasta el punto
de irnos vaciando de tantas cosas que no sirven. Encontramos así espacio en
nuestro corazón para quien busca una casa para vivir, protegiéndose del mundo.
El amor no es, ni nunca será, una huida a la soledad.
Pero es cuando estamos más solos cuando se hace mayor la nostalgia de aquella
felicidad que nos quiere abrazar, pero parce aun esperar.
Amar es una intención profunda de librarme de mí y
colocarme al servicio del otro, cuidando de él. Protegiéndolo y promoviéndolo
como él es. Un recuerdo de lo que quiero
ser, anhelo que da sentido a mi existencia. Y que es mucho más que una simple
intención o deseo. Es más cierto que el más vivo de los recuerdos.
Las personas necesitan de las personas. Los otros
necesitan de mí y yo necesito de los otros, y de otro. Necesito tanto de ese
otro que su presencia no llega. Quiero entregarme totalmente, no solo como lo visible,
sino como lo invisible también.
Nuestra vida está escrita en el tiempo, un tiempo
concreto que pasa a la velocidad cuando decidimos amar y cuando preferimos ser
egoístas. El egoísmo hace que la vida se detenga y no ande hacia ningún lado.
Pero el amor nos da la certeza d que no somos de aquí y que es a través de él
como hacemos el viaje.
En el espacio también es así: cuando no amamos, el
universo nos golpea como si fuésemos nada más que una migaja de una migaja;
cuando amamos, este mundo nos parece solo un grano de arena en la playa de la
existencia.
En verdad, según el
significado común de recuerdo , no hay recuerdo del amor. Porque no hay después
del amor, ni antes. Un amor que acaba es porque nunca existió. El amor no tiene
fin, ni comienzo. Algunos de los caminos de nuestra existencia parecen estar a
la espera desde siempre… para llevarnos más allá del tiempo.
Amar es sentir el más profundo de los recuerdos: el de
querer ser más, ser quien puedo y debo ser. Una especie de certeza de que
tenemos que, en algún tiempo y lugar, experimentar plenamente. Aquello que ya
probamos aquí, de forma leve.
Amar es tener por cierto que este mundo a nuestro
alrededor es nuestro, estamos aquí de paso. No debemos anclar aquí nuestras
esperanzas. Somos del cielo, no de la tierra.
Hay dos grandes dones: el de amar y el de dejarse amar.
Ambos suponen la humildad y la capacidad de vivir una verdad fundamental: solo
no soy nada.
Amar es descubrir que nunca soy uno, somos siempre dos… que son uno.
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