OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES
MARTINS
“Nadie nace bueno. Que seamos buenos es el
resultado de una lucha constante, donde al enemigo le basta un desequilibrio
para que aquello que ha llevado años construir se destruya en una sola noche.”
Hoy se prefiere el exceso. Se
recurre a la exageración como si fuera bueno y la moderación se considera una
flaqueza cobarde de quien es incapaz de ir más allá de sus límites.
Los extremos nunca fueron
buenos, ni la imprudencia fue alguna vez un medio eficaz de llegar a un buen
fin.
Ser humano implica encontrar
el punto de equilibrio en todo. La armonía es una condición de la felicidad que
es la paz. El mal es complejo y radical, engaña por medio de la mentira de las
apariencias fugaces y deslumbrantes y no combate con armas semejantes, sino con
verdad, sencillez y determinación paciente.
Moderar los apetitos y los
deseos es el primer paso de quien busca construir y recorrer el camino seguro.
La inteligencia y la
experiencia exigen que seamos prudentes, que hagamos del tiempo un aliado,
impidiendo que la prisa o la pereza nos lleven a decidir en el momento
equivocado. Lo mismo debemos hacer con el espacio, ni demasiado lejos, al
extremo de que no podamos siquiera distinguir los contornos, ni tan próximo que
no veamos sino un detalle ínfimo, aislado y perdido de su contexto.
Un árbol crece lentamente,
pero seguro. Se eleva a medida que enraíza. Un fuerte tronco une las raíces,
que buscan sin cesar las mejores fuentes de alimento, a las ramas, que apuntan
al cielo.
Lo invisible es la razón de
ser de lo visible.
Los que prefieren el
radicalismo no tienen paciencia para comprender que jamás la verdad se dejará
abarcar por un ciego de corazón y soberbio de inteligencia.
Hay algo extraño en las
voluntades temerarias que sobrepasa los límites. Hay quien se permite todo en
nombre de una libertad que en manos de un radical no es un bien, sino un mal.
Para sí mismo, para los otros y para el mundo.
Ser prudente no es ser neutro
ni quedarse inmóvil, implica decir y actuar en el tiempo exacto. No es para
débiles, perezosos o cobardes.
Nadie nace bueno. Ser buenos
es el resultado de una lucha constante, en la que al enemigo le basta un
desequilibrio para que aquello que ha llevado años construirlo se destruya en
una sola noche.
Sólo la prudencia nos puede
conducir a la paz que es la felicidad.
Imagen Carlos Ribero
“Lo invisible es la razón de ser de lo visible.” Siempre me gustó Platón, su mundo de las ideas, el mito de la caverna. Vamos avanzando hacia la Luz, la Verdad, el Bien, a trompicones, pero avanzamos si lo invisible tiene un fundamento que reconocemos y aceptamos como meta ideal para nuestra vida, Es trabajoso, sin duda, pero no deja de ser por ello gratificante y prometedor, alimento de la esperanza necesaria. Muito obrigado
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