Ya no es necesario ocultar tu nombre
para preservar tu intimidad, Francisco, hoy quiero expresar públicamente, y
creo que puedo hacerlo en nombre de todos los que te conocíamos, unas palabras
de despedida, la última que podemos darte hasta que nos volvamos a encontrar
todos en la eternidad, en el reino de la paz y la felicidad sin fin.
Atrás quedan ya tus
preocupaciones, ahora ya no te hace falta leer tanto para llenar tu tiempo,
ahora participas del mejor argumento que se puede imaginar, con el protagonista
más grande y magnífico, en una escena gozosa, sin fin, y en compañía de todos
los bienaventurados.
Sí, en compañía de todos los
bienaventurados, porque en vida fuiste una buena persona. Aunque solo nos
conociéramos en las visitas que nos hacías a esta oficina, unas veces más
prolongadas y frecuentes, otras más esporádicas, bastan para poder decir cosas
buenas de Francisco. Él era ante todo discreto, escuchaba desde su silencio
cuanto se decía en nuestras tertulias, luego sonreía y a veces decía unas pocas
palabras, siempre oportunas y equilibradas.
Él sabemos que padecía de ‘agorafobia’,
por lo que le costó empezar a formar parte de las tertulias, era capaz de leer
en medio de discusiones acaloradas, y participar mediante gestos o miradas,
hasta que empezó a dejar el libro cerrado y participaba como otro más, siempre con
la discreción que lo caracterizaba.
Los que le conocían y trataban
fuera de esta oficina hablan igualmente bien, o mejor, pues añaden la faceta de
generoso, dispuesto a ayudar a otros y acogerlos, a pesar de que a él no le
sobrarían los recursos. Como suele suceder, el que menos tiene es el que mejor
y más ayuda, porque entiende y comparte los sentimientos de quien carece de lo
necesario para vivir.
Francisco, yo te prometo rezar
para que verdaderamente estés compartiendo el argumento más fantástico que se
pueda imaginar, junto al Gran Protagonista de la Historia del mundo, el más
imaginativo Creador de personajes y situaciones, El que, al terminar sus
representaciones, los reúne a todos junto a sí para siempre, lo hayan hecho mejor
o peor, o regular…
Creo haberlo visto alguna vez. Descanse en paz, es bonito que alguien recuerde y le regale un pequeño homenaje.
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