Por Daniel Medina Sierra
Hoy asistimos a la
manifestación por la defensa de los derechos de las personas sin hogar en Cádiz,
e hicimos un manifiesto escrito y luego leído para el que quisiera escuchar.
Fue en la plaza San Juan de Dios, frente al ayuntamiento, y estuvimos un grupo
bastante nutrido de hombres y mujeres, voluntarios/as, trabajadores/as sociales
de Cáritas y chicos jóvenes que
quisieron participar en esta reunión.
Para mi ha sido una
jornada agotadora y lo cierto es que acabé rendido, pero como en toda reunión, siempre hay asuntos o situaciones de
las que se puede sacar muchas lecturas.
Me gustó mucho la
convivencia y experiencias de todos los compañeros y amigos, como siempre le
dábamos miles de vueltas a la situación precaria que pasamos los excluidos
sociales y los que están en riesgo de exclusión social. A medida que
encontrábamos problemas intentamos buscar las soluciones y siempre son las
mismas. Puesto que hemos analizado el problema desde todos los puntos de vista,
también hemos dado con alguna solución.
Todo parte de la
ciudadanía y como dije en el anterior escrito esto dura lo que la sociedad
quiera que dure; paso por alto a los políticos ( Que no hubo en la reunión),
Paso por alto bancos y empresas ( Que desde luego no iban a estar). Hay un
sector al que no puedo ignorar ni pasar por alto, la sociedad, a una buena
parte de esta sociedad.
Una pequeña escena vivida
hoy, y que dice mucho en que se ha convertido el ser humano. Salimos con
máscaras blancas, camiseta con el lema ( Ninguna persona sin hogar) Una buena
cantidad de personas, en fila india, con pancartas, bueno... Púes todavía la
gente preguntaba qué hacíamos allí, frente al ayuntamiento.
Eso, señores, no es
ignorancia, no, eso es pasotismo puro y duro.
A pesar de algunas
situaciones absurdas como esta fue una jornada provechosa, y espero que el
próximo año las cosas empiecen a cambiar un poco y podamos hablar de cuestiones
distintas y más positivas, de hecho, ese es el objetivo de Cáritas, acompañar
al que este mal hasta que su situación mejore y pueda hacer vida normal.
No quiero pasar por alto
una última observación, una última crítica. Lo diré tal y como lo pienso y lo
siento, aunque alguien se pueda ofender. Si no hay políticos ni admiraciones
públicas, si no hay sindicatos ni empresas, si no hay una gran participación
ciudadana es simple y llanamente porque saben que tienen mucha, mucha culpa de
lo que está sucediendo en este país.
Seguramente teman que les señalemos con el dedo, tal y como ellos nos señalan a
nosotros, temen enfrentarse a su propio espejo y ver que son la antítesis de la
compasión, de la verdad, del sentido mismo del ser humano, de empatía para con
otros.
Se esconden o hacen gala
de su supuesta ignorancia que yo personalmente no me creo. Debe ser muy gratificante que otros carguen con sus
equivocaciones y encima señalar a otros para despistar.
He dicho.
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