Por Daniel Medina Sanchez
Para
mí es importante hacer de vez en cuando un paréntesis para reflexionar sobre
algún tema en concreto del que no encuentro respuesta, o bien, no sé como
reflejarla para darle el sentido que busco.
En
este sentido el problema fue de expresión, ya que debo salvaguardar nombres o
circunstancias que son de índole privada para que el anonimato este asegurado.
Hubo una persona que me confesó su interés por conocer los últimos años de vida
de un sin techo, es decir, que siente alguien que morirá en la calle o en la
extrema pobreza. Le dije:
No,
nadie quiere saber lo que siente un excluido social.
-Primero:
Nadie sabe el día de nuestra muerte.
-Segundo:
¿Por qué preocuparse como muere y no como vive?
-
Tercero: Cada día que pasas en la calle, siendo un excluido social mueres.
-
Cuarto: Cuando miro a un excluido social lo que veo es a la sociedad misma, eso
sí, sin términos medios.
-
Quinto: Por qué preocuparte de otro si no te preocupas por ti mismo.
Sé
lo que siente un excluido social que sabe que va a morir, pero como le dije a
mi interlocutor, eso no lo quiere saber la sociedad y desde luego no seré yo
quien lo cuente.
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