viernes, 4 de septiembre de 2015

Empatía

              
     
           He aquí algunas observaciones acerca de mi experiencia como voluntario.
Daniel Medina Sierra
Llevo unos tres o cuatro meses en cáritas como voluntario y unos 6 meses aproximadamente como usuario ya que entendí rápidamente que todos teníamos que contribuir. Todos somos culpables de lo malo y de lo bueno que acontece en el mundo, tanto por acción como por omisión. Mi mitad (usuario) lucha por salir de la crisis conservando el mayor número de vivencias malas para saber lo que no hacer, repetir o dejarme hacer, con responsabilidad y actuando " siempre " con empatía.

              Empatía no significa otra cosa que quitarse la careta del yo y ponerte la suya, he aquí cuando consigues la sincera comunicación con el otro.
Aquí es donde hay divergencias entre lo que se debe hacer para el mejor resultado posible en casi todas las situaciones, ¿Significa entonces que debemos ser complacientes con todos? No, eso sería la misma relación que puede haber entre mendigo/viandante, exactamente esa sería la relación entre voluntario/ usuario o acogidos.

                Esa relación debe y tiene que ser, entre personas que hablen el mismo idioma; es decir, si es un cara dura pues… se le trata como tal, así de claro. Si es buena persona se le trata como tal. La pasividad, el miedo a la reacción del otro si tienes que decir, ¡chico que ya te dimos ayer y hoy vienes con otra historia nueva, no tío, no.!. Decir lo que sientes y manifestarlo, hablar de tu a tu con los acogidos, entendiendo que todos estamos expuestos a las situaciones más complejas e impredecibles, que nadie podría decir con certeza si mañana vendrá a recoger alimentos, como unos más de los acogidos, o puede verse en la calle pidiendo que le escuchen, que le miren y más solo que un gato en el desierto.

             Mi ventaja siempre fue vivir, sí vivir; vivir y equivocarme tanto, tantas veces... Todas y cada una de las espinas hizo crecer mi mente, mi alma hacia el camino contrario.

            Conozco lo malo, he visto mucho en mi vida y lo he usado cuando lo creía oportuno; yo soy tan malo, tan poco solidario tan egoísta como cualquiera; eso que quede claro, pero quién vive, quien se arriesga, es quien comprende el idioma de las almas y las oyes. Mi ventaja fue poner mi vida por encima de mi propia vida, dar siempre y no pedir nunca nada a cambio.

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