José Luís Nunes Martins
jornal i, 28 junho 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/depois-chorar
Ilustração de Carlos
Ribeiro
No es la tristeza lo
que nos hace llorar, sino el amor que se enfrenta a los vacíos. Las angustias y
la desesperación son expresiones de carencia.
Las lágrimas que brotan
de nosotros y caen lejos de la mirada de los otros son las que más fuerza
llevan en sí, las que hacen concreto y objetivo el sentir más íntimo.
A veces, el corazón cae
en las trampas de las tristezas antiguas…. Otras, sentimos los espinos de las
nuevas adversidades clavarse en la carne. Siempre hay tristezas, siempre hay
sufrimiento, siempre habrá dolor mientras hubiere amor.
Las lágrimas no
lloradas no dejan de ser amargas, mas esas, al contrario de las que brotan,
corroen el interior de quien con ellas no llega a regar la tierra que le
sostiene los pies.
La vida se hace también
con nuestras lágrimas y se vence, muchas veces, con los ojos cargados de mar.
El esfuerzo que se nos exige llega casi a ser imposible sin lágrimas. Llorar no
es señal de derrota, más bien lo es de
un amor que busca la paz merecida.
El sentido de la vida
cabe dentro de una gota de agua salada… la verdadera pasión es el dolor máximo
del amor más profundo. Aquel que hace geminar en nosotros lo mejor… frente a lo
peor.
Después de las lágrimas
es tiempo de actuar.
Las lágrimas, tal como todo
en esta vida, tienen un principio y un fin. El amor no. Vive entero, en cada
momento, del cual es el principio y el fin.
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