sábado, 15 de marzo de 2014

Las personas no son cosas


jornal i, 15 março 2014


                                                  Ilustração de Carlos Ribeiro

La dignidad de cada ser humano se mide por su capacidad de reconocer que una persona es en sí misma un fin, nunca un medio. Tratar al otro como una cosa, un instrumento, es no reconocer su valor fundamental. Su dignidad esencial.

Ser humano es sólo un estado entre el animal y la persona… al humano le falta crearse en cuanto ser único e irrepetible. Ser persona es cumplir el proyecto de sí (que tal vez exista desde mucho antes de nacer…), asumiendo la capacidad crítica que le permite conocer el bien y el mal y a partir de ahí realizarse. Sin quedarse en la intención.

Hay mucha gente impersonal, aplazada, que se esfuerza por parecerse a los demás… frágiles y cobardes que se olvidan de construir su personalidad, que nunca es un dato adquirido, sino una tarea para realizar siempre…

Intimidad inmensa, misterio profundo, cada uno de nosotros es un universo secreto lleno de estrellas entre las tinieblas. Cada hombre, a imagen y semejanza de Dios, debe ser creador. Autor de sí mismo… Original, verdadero y auténtico.

La construcción de la identidad personal se hace por la apertura del yo al otro, al mundo, por la capacidad que tengo de, más que de encerrarme, de comprometerme, asumiendo para mí alegrías y tristezas que, en el origen, no son mías. Será esta la dinámica que permite la (re)construcción de un mundo mejor. Sólo hay persona dentro de una vida compartida y comunitaria.

El otro es siempre un fin. La única persona que puede ser tenida como un medio soy yo… cuando me hago instrumento de la felicidad de aquel a quien fuere capaz de darme.


Un abrazo es la forma más simple de llegar al que está por detrás de las máscaras. A la sustancia que ama y es amada. A la real presencia de un nosotros.

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