domingo, 23 de marzo de 2014

La razón de mi esperanza


                                                      Ilustração de Carlos Ribeiro

Mi buen amigo,
Sé que has sufrido bastante. No puedo olvidar que un día me enseñaste: que leal es quien no abandona; que debemos procurar ser personas dignas de confianza, más que intentar encontrar alguien así; y,  que la voluntad de amar ya es, en sí misma, amor.

Permíteme que comparta contigo, hoy, algunas ideas respecto de los momentos difíciles…

Son muchas las pruebas que la vida nos ofrece para demostrar que somos, la fuerza que tenemos en nosotros y nuestro valor. Algunas veces una piedra grande viene a caer justo delante de nosotros… otras veces son series interminables de pequeños obstáculos en el camino… largas etapas que nos obligan a seguir adelante sin descansar, en rutas donde casi nunca se ve el horizonte.

La agitación permanente en que vivimos lleva a muchos a desistir de encontrar referencias más adelante (hacia el futuro), pero es preciso que nos apartemos del tiempo para así encontrar la posición más segura, elevándonos por encima de los momentos pasajeros para comprenderlos mejor. En medio de la confusión es preciso ver más allá de lo que alcanza la vista... establecer los  cimientos sobre lo que es sólido, aunque sea preciso excavar mucho más hondo de lo normal… confiar siempre  que hay vida más allá de esta. Que nuestra existencia, tal como la conocemos, es sólo un trozo.

Recuerda que no hay tantas verdades como personas, hay una sola verdad… e inmensas mentiras, errores e imprecisiones. Confía en la verdad, aunque no la puedas ver o comprender.

No vayas donde te lleven las emociones. Ni vayas  donde van los demás. Construye tu plan con base en la verdad que es, construirte… y sé feliz. A pesar de todo.

No piense nunca que, por escribirte estas cosas, sabré más cosas o iré más adelante en el viaje… no. Soy tu compañero de camino y me preocupo por ti, y tu lucha, es inspiración para la mía. Escribir es algo fácil y vulgar. Lo importante y determinante es cumplir un proyecto de vida, con gestos concretos, sonriendo siempre a pesar de las ganas de llorar. Llorando, cuando así tenga que ser, pero nunca desistiendo de creer.

Hay una esperanza esencial en la vida: la fe. Importa cuidar bien de esta certeza. El sentido de nuestra existencia depende de ella.

No desperdicies energía en intentar eliminar el sufrimiento. Podemos combatirlo y limitarlo por medio de la fe, pero el sufrimiento forma parte de la vida. Huir de ella es escoger no vivir. Recuerda que Dios no está solo en la cima de la alegría, está también en el fondo de la tristeza. No estás solo. Nunca.

No dejes que la roca delante de ti te impida creer en el horizonte que hay más allá de él… recuerda que los obstáculos que encontramos en el camino muchas veces nos conducen a las alegrías que de otra forma no conseguiríamos abrazar. No permitas que los largos tiempos llenos de pequeñas nadas te aparten de la certeza de la fe en lo que es pleno, bueno e infinito.

Es la razón de mi esperanza; miro hacia atrás y veo que en la vida siempre me fue dado más de lo que yo soñé, que mis deseos fueran pequeños hace las maravillas que se realizarán delante de mí, para mí y en mí… aprendí con todo esto a esperar lo mejor, sin saber siquiera lo que eso significa… Creo que contigo no será diferente.

El futuro es un reino bien distinto de todos los que podemos imaginar. La única cosa cierta es que estamos en un camino que no tiene fin.

No permitas que nada turbe tu lealtad al amor.

Confío en ti y rezo por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario