Andrés Amorós
Esta semana falleció José Jiménez Lozano (Langa, Ávila,
1930), autor de novelas, ensayos, poesía y diarios. Fue un gran personaje y un
ejemplo de independencia. Recibió el Premio Cervantes en 2002 y el Premio
Nacional por toda su trayectoria.
... Fue gran amigo de Miguel Delibes y Américo Castro. Se
definía así mismo como "un cristiano rebelde" y dicen que sirvió de
modelo para el personaje de Mario en la obra de Delibes Cinco horas con Mario.
En sus libros, siempre se mostró preocupado por la
convivencia, la Guerra Civil y la libertad. Fue un gran seguidor de Fray Luis,
Santa Teresa y Cervantes, además de Pascal, Spinoza, Tolstoi y Dostoiewski.
Ideó Las edades del hombre, fundación española que buscaba la difusión y
promoción del arte sacro de Castilla y León.
Siempre quiso dar voz a los pobres y ennoblecer a los
desgraciados: "La tarea del escritor es contar pequeños relatos de gente
humilde que, si no, serían olvidados".
Fue un gran cervantino, con un estilo humanista, un
lenguaje carnal y verdadero. El ideal del lenguaje estaba en Fray Luis:
"armonía y dulzura". "Fray Luis ya es cosa nuestra",
defendía.
Hace poesía breve, trasparente, sencilla.
"Lo políticamente correcto no permite una ironía ni
una verdad".
"Si no cuento una historia cristiana, no digo
nada".
Sobre España, dijo: "Se ha llegado a un nivel de
necedad que, cuando alguien pronuncia la palabra España, parece que es
franquista".
Otra de sus grandes citas: "Europa también tuvo
Inquisición. Todos los pueblos tenemos cosas de las que avergonzarnos pero los
españoles fueron los que adivinaron que un hombre, si no era libre, no era
hombre y que todos los hombres son iguales".
"Carlos I, el único príncipe en la historia que
reunió a su clero, sus universitarios y sus soldados para que se preguntase si
la conquista de América era justa".
Sus poemas son cortos, sentenciosos.
LIBERTAD
Porque sí, el agua
echó a correr, saltándose el regato.
¿Hacia dónde?
¿Y qué le importa al agua?
Y a continuación le rindo mi homenaje particular, recordando
parte del post que escribí en los comienzos de este humilde blog:
“Yo tenía un
enorme interés en escribir las historias de las personas que vienen a pedir
ayuda a la oficina de PSH, me parecía un auténtico despilfarro que quedaran en el anonimato total, olvidados
para siempre, menos para Dios, claro. Yo tenía que ayudar a Dios un poco, tenía que demostrarle
que no estaban solas aquí abajo. Pero no encontraba un método para escribir
que recogiera lo esencial, con un respeto religioso a su vida y persona. Un
día, una persona conversa, evangelista, y un abogado “callejero”, con sus
relatos me dieron el empujón que
necesitaba para empezar a escribir,
sacando a relucir la dignidad de estas personas que la sociedad les niega de alguna manera.
Pero el método o la fórmula adecuada para atreverme a
escribir temas tan serios no la descubro yo por mí mismo, ni me la dan estas
personas sin más, ellas son indudablemente la causa principal, pero el método
para escribir sin ofender, sin presuponer ni prejuzgar a personas demasiado
encuadradas socialmente, y además marginadas, me lo había aportado mi maestro
espiritual de cabecera durante muchos años: José Jiménez Lozano, nadie
como él es capaz de escribir sobre la persona más humilde y convertirla en un
protagonista con garra.
En otros tiempos
yo leía ficción, no pensaba que aquellos personajes pudieran ser reales, mi gran asombro ahora ha sido este, descubrir
que los personajes que yo creía que eran de ficción son reales, ayer, hoy y
siempre.
Le doy las gracias a mi maestro, José Jiménez Lozano,
aunque él no sepa cuánto lo admiro y lo
aprecio, porque ahora me atrevo a ser un discípulo suyo, y no me importa si literariamente no paso de
ser un mero aprendiz.”
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