José Luís Nunes Martins
Vivimos un tiempo nuevo, Nuestras rutinas han sido
alteradas, casi que ya tenemos otras… Parece que hubiéramos cambiado de
continente, de cultura o de siglo… Un virus ha venido a cambiar casi todo en
nuestro mundo.
Unos tienen pánico de ser contagiados, otros miedo de
contagiar. Unos tienen deseos de huir, mientras otros se sienten llamados a
luchar en la línea del frente, cuidando de los que ya son víctimas de estas circunstancias…
En estos tiempos muy duros, existen dos tendencias
comunes: la de comprometerse a grandes cambios y la de desistir.
Ahora bien, las crisis no son los mejores momentos para
prometer, ni tampoco para resignarse a lo que quiera que sea, de forma
definitiva. Son tiempos de protegernos mientras no conseguimos superar lo que
nos oprime. Es preciso tener paciencia para soportar la adversidad sin perder
nuestra identidad. Aunque cueste. Mucho.
¡Ante una crisis, hay quien lo niega todo! Incluso las
mayores evidencias, aunque las tengamos delante de los ojos!
Otros luchas contra todo con todas las fuerzas, en una
especie de huida adelante en dirección a lo que dispara sobre ellos. Son medio
héroes y medio tontos…
Después están los que esperan. Los que soportan y
entienden que es tiempo de trabajar y superar. ¡Intentan tener buen sentido, no
tomarse la vida demasiado en serio y tomar partido por el bien que siempre
existe!
¡Si fuese el fin del mundo, tal vez fuese más claro,
porque no habría mañana para nadie!
Como aún no es el apocalipsis…es preciso tener paciencia
para aguantar las adversidades que son siempre más dolorosas cuando se
extienden en el tiempo y persisten, a pesar de lo que hagamos… ¡Quien se siente
inútil, puede siempre, por lo menos, coger el teléfono y hacerse presente en la
vida de quien sufre soledad, abandono u olvido! ¡Con el silencio atento de
quien ama!
Sé quien eres, sin promesas ni renuncias.
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