sábado, 21 de septiembre de 2019

Tal vez solamente necesite llorar



José Luís Nunes Martins


El mundo parece estar lleno de personas felices, de familias perfectas, personas realizadas en sus profesiones y con inmensos proyectos encantadores. ¡Dicen que no tienen problemas ni fracasos, solo desafíos y oportunidades! ¡En fin, están sencillamente  bien! O lo mismo mal…

¿Tal vez esto sea una forma de cortar los lazos humanos? Al final, quien no finge de esta manera, se queda a un lado. Quien, por otro lado, aparenta que su vida es así, hace de esa mentira su sentencia de soledad. Puede incluso tener muchos amigos, pero es mejor que no los ponga a prueba, por simple que sea la prueba, pues no debieran quedar muchos.

Todos sufrimos, todos lloramos. Unos más que otros, unos hacia fuera, otros en su interior. Pero encontrar a alguien con quien podamos llorar es un tesoro.

Llorar es para muchos señal de derrota, y a nadie parece gustarle los derrotados.

En verdad, para sobreponerse a los malos momentos de la vida, y algunos pueden durar años, es esencial tener con quien llorar. Alguien capaz de estar cerca de nosotros, cuando estamos lejos de estar en nuestro mejor momento, y de escucharnos, incluso aquello que decimos pueda no ser tan lógico, ni agradable o lúcido como se desearía escuchar.

Cuando, más allá de todos los dolores, se siente la espina del desamor clavada en la carne… duele. Mucho. Llorar ayuda. Llorar libera un poco. Llorar es un paso para salir de allí.

Las lágrimas liberan tanto como la confesión. Pero ni unas ni otras tienen el mismo sentido si luego son olvidadas.

Algunos cuentan con la intuición de la presencia de los que se les han muerto. Incluso porque, a lo que parece, los vivos siempre tienen cosas que hacer, y muy importantes. En verdad, no tienen, pero encuentran en sus tareas excelentes disculpas para no hacer lo que deben.

¿Estoy disponible yo para ayudar a alguien garantizándole que no estará solo cuando tuviera que llorar?

Todos somos débiles, o fuertes que a veces fallan, necesitamos todos unos de otros.

El amor nos hace ser quienes somos, por la capacidad que nos da de complementarnos y luchar contra la soledad que nos divide y derrota.

Hay quien no tiene con quien compartir ni siquiera una alegría

Cuánto desamor y envidia hay en el mundo de dejar a otras personas, iguales a nosotros, abandonadas, de la misma forma que nosotros nunca desearíamos estar… hay incluso aquellos a quien la vida ya les secó las lágrimas, por quien ya nadie llora… con como invisibles.

Corazones hambrientos y sin abrigo, para quien un amigo sería más que un banquete y un palacio.





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