José Luís Nunes Martins
El mundo parece estar lleno de personas felices, de
familias perfectas, personas realizadas en sus profesiones y con inmensos
proyectos encantadores. ¡Dicen que no tienen problemas ni fracasos, solo
desafíos y oportunidades! ¡En fin, están sencillamente bien! O lo mismo mal…
¿Tal vez esto sea una forma de cortar los lazos humanos?
Al final, quien no finge de esta manera, se queda a un lado. Quien, por otro
lado, aparenta que su vida es así, hace de esa mentira su sentencia de soledad.
Puede incluso tener muchos amigos, pero es mejor que no los ponga a prueba, por
simple que sea la prueba, pues no debieran quedar muchos.
Todos sufrimos, todos lloramos. Unos más que otros, unos
hacia fuera, otros en su interior. Pero encontrar a alguien con quien podamos
llorar es un tesoro.
Llorar es para muchos señal de derrota, y a nadie parece
gustarle los derrotados.
En verdad, para sobreponerse a los malos momentos de la
vida, y algunos pueden durar años, es esencial tener con quien llorar. Alguien
capaz de estar cerca de nosotros, cuando estamos lejos de estar en nuestro
mejor momento, y de escucharnos, incluso aquello que decimos pueda no ser tan lógico,
ni agradable o lúcido como se desearía escuchar.
Cuando, más allá de todos los dolores, se siente la
espina del desamor clavada en la carne… duele. Mucho. Llorar ayuda. Llorar
libera un poco. Llorar es un paso para salir de allí.
Las lágrimas liberan tanto como la confesión. Pero ni
unas ni otras tienen el mismo sentido si luego son olvidadas.
Algunos cuentan con la intuición de la presencia de los
que se les han muerto. Incluso porque, a lo que parece, los vivos siempre
tienen cosas que hacer, y muy importantes. En verdad, no tienen, pero
encuentran en sus tareas excelentes disculpas para no hacer lo que deben.
¿Estoy disponible yo para ayudar a alguien garantizándole
que no estará solo cuando tuviera que llorar?
Todos somos débiles, o fuertes que a veces fallan, necesitamos
todos unos de otros.
El amor nos hace ser quienes somos, por la capacidad que
nos da de complementarnos y luchar contra la soledad que nos divide y derrota.
Hay quien no tiene con quien compartir ni siquiera una
alegría
Cuánto desamor y envidia hay en el mundo de dejar a otras
personas, iguales a nosotros, abandonadas, de la misma forma que nosotros nunca
desearíamos estar… hay incluso aquellos a quien la vida ya les secó las
lágrimas, por quien ya nadie llora… con como invisibles.
Corazones hambrientos y sin abrigo, para quien un amigo
sería más que un banquete y un palacio.
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