Iba tan confiado a la oficina del SAE, pues sería de los
primeros en formalizar la solicitud para convertirse en uno de los
beneficiarios del nuevo programa de empleo para parados de larga duración de
entre treinta y cincuenta años... Sin embargo, un fallo en la solicitud de la
cita le impidió llevar a cabo su propósito ¡Cómo pudo cometer ese error, él,
que tiene tanta práctica en esto de pedir citas, echar currículos, y otros
menesteres, propios de parados de larga duración!
Nos contaba lo sucedido y entonces el trabajador social
de cáritas le dice que es posible que esa cita se tenga que pedir en “Prestaciones”,
no en “demanda de empleo”. Verdaderamente hay que ser un experto parado para
saber donde hay que acudir, qué casillas hay que cubrir para que te atiendan
con resultados prácticos...
Ni corto ni perezoso, el trabajador social le ayudó a
rellenar la cita para “Prestaciones”, y, tan contentos, aún era tiempo de ser
de los primeros en echar la solicitud, pues le dieron cita para dos días más
tarde.
Acompañé a mi amigo a las oficinas del antiguo INEM. Me
senté frente a la pantalla donde informan del turno y no estaba cómodo, se me iba
hacia atrás el respaldo de la silla, y
me dice mi amigo que está rota. Todas estaban rotas. Bueno, hay que ahorrar,
que para eso estamos en el INEM, o SAE, o como quieran llamarlo en cada
momento, siempre para ocultar su inutilidad. No tuvimos que esperar demasiado
tiempo.
Nuestra sorpresa fue que la nueva funcionaria tampoco
sabía de la existencia de ese “Programa”. Pero íbamos preparados, llevábamos buscada
en el móvil la página de internet donde venía la noticia de dicha ayuda. Cuando
se lo dijimos, nos respondió, amablemente esta vez, que claro, eso era un “Programa”,
que ella llevaba lo de prestaciones, y los “Programas” eran en la oficina de al
lado, una mesa más allá.
Nos acercamos a la mesa de información de la oficina del SAE
y la nueva funcionaria tampoco tenía noticia de tal “Programa de empleo”... Al
menos se interesó y anotó, con interés, la página web que llevábamos preparada
en el móvil.
Aunque la respuesta de la funcionaria nos había quitado la
sonrisa de la cara: "Para un programa, sea este u otro, no tienes que
echar solicitud alguna, como ya estás inscrito en nuestras oficinas, ya te
llamarán si reúnes las características que se pidan en cada uno. Nosotros te
llamamos. Tú, no tienes que hacer nada".
Esa fue nuestra última aventura con la administración
para tratar de encontrar trabajo para mi amigo ¿Pero cómo creen los gobernantes
y los que pueden ofrecer empleos que van a sobre vivir las personas sin empleo,
sin ingresos, sin autonomía, durante años y más años? Por más que te muevas, si
no eres señalado por el dedo de la administración, o de quien tiene en su mano
el poder de convocarte para reincorporarte al grupo de los ciudadanos activos, de los productores y contribuyentes del
Estado, o sea al grupo de "ciudadanos con todos los derechos y deberes"...
Me gustaría mostrarme más optimista, pero los últimos
acontecimientos en mi vida particular y entre los que me rodean no son para
estar precisamente optimista, sin embargo, sí digo que no debemos rendirnos
nunca, no vamos a permitirles a quienes les corresponda alguna responsabilidad,
que sigan ignorando a tantas personas, expulsándolas a la "exclusión
social".
Dios no lo permita, Él, que tiene un solo contrato, y un
salario, igual para todos, del que sólo están excluidos los que lo hacen
voluntariamente, los que no Lo quieren, los que reniegan de Él; los que
ambicionan más de lo que necesitan, los que no cumplen con su responsabilidad
al servicio del bien común, y los que odian y desprecian a los demás...
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