José Luís Nunes Martins
jornal i, 19 de julho de 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/preciso-ti-ser-eu
jornal i, 19 de julho de 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/preciso-ti-ser-eu
Ilustração de Carlos Ribeiro
Ser quien soy pasa por
ser capaz de crear relaciones al otro, con el otro y para el otro. Sólo hay
personas porque hay relaciones. Mi existencia está constituida por los caminos
que sueño, construyo y recorro, al lado de otras personas que, como yo, sueñan,
construyen y recorren sus caminos. Voluntades distintas, dinámica común.
Seguimos, cada uno por sus principios, cada uno para sus fines.
El amor lleva el ser de
su autor al ser del que es amado. Amar es ser y ser es amar. Compartir con el
otro y con el mundo, en un milagro de multiplicación en que cuanto más se da,
más se tiene para dar, más se es.
Un pequeño error en la
base lleva potenciales tragedias en las
conclusiones. Hay quien parte del principio de que el amor es recíproco. Ahora
bien, esa idea simple acaba por ser origen de enormes tragedias personales. El
amor no es recíproco, es personal, nace en lo más íntimo de nuestra identidad.
No es mitad de nada, es un todo. Necesita de otro como fin, no como principio.
El amor es bondad
generosa. Es dar el bien. Darse. Conseguir ser fuente de amor es el mayor de
los bienes que se puede alcanzar. Soñar, crear y luchar por la felicidad del
otro es, por sí mismo, la mayor de las recompensas. Claro, muchos desisten así
al primer espino que se clava en la plana de los pies…
El valor de alguien no
depende de lo que le dan o tiene, sino de lo que es. El otro puede inspirarme,
pero mi felicidad pasa por lo que soy capaz de darle… y no por lo que puedo o
quiero recibir.
Creamos relaciones,
construimos puentes, para no ser islas. Nuestra verdadera comunión es más
profunda. Las aguas separan lo más visible de lo que somos, pero el fondo es el
mismo, como si fuésemos montes de una misma cordillera y el mar hubiese
inundado los valles.
El camino al descubierto
pasa por ser capaz de llegar a lo íntimo… de sí mismo, del otro y del mundo. Por
darse cuenta de que, al final, en el fondo del ser, nuestra matriz es común. Los
otros son yos y yo soy su otro.
No es bueno estar solo. La soledad anula el ser.
El amor une lo que es, en la esencia, de la misma naturaleza. Resulta de la
libertad y responsabilidad absolutas. Implica la capacidad de crear una vida
sin intervalos.
Ningún mal perdura en
el tiempo, porque la destrucción se destruye a sí misma. Sólo el bien es
eterno. Porque se crea y renueva a cada momento.
Lo que soy depende de
los principios que me mueven y de los fines hacia los cuales tiende mi
voluntad. Seré lo que escoja ser dentro de un conjunto de decisiones que me
sobrepasan, pero que en ningún punto limitan mi libertad y mi responsabilidad.
Vivimos unos con otros,
seguimos juntos en el espacio y en el tiempo… escogemos después estar más cerca
o más lejos de los íntimos unos de otros.
Nadie nace de sí mismo,
y el ser humano, siendo el más perfecto ser terrestre, es también el más
necesitado. Necesitamos mucho unos de los otros.
No es posible ser feliz
sin los otros, menos aún contra los otros.
A cada instante, todo
cambia, aún cuando toda la gente quiere que continúe de la misma forma. Las
decisiones deben renovarse a cada paso, el amor debe encontrar la forma de
hacerse real cada día, so pena de pasar, y nosotros, pasando con él… hacernos sólo pasado.
Lejos de cerrar, el
amor abre a aquel que ama al otro, convirtiéndolo en protagonista de la
creación. Cada uno de nosotros está proyectado hacia fuera de sí, hacia los
otros, para este mundo y para el cielo. Nuestra dignidad es tanto mayor cuanto
más abierto estuviere nuestro corazón… para dar.
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