Nada revela melhor a alma de alguém do que uma
adversidade que lhe faz frente.
Nada revela mejor el alma de alguien que una adversidad que hace frente.
La normalidad no es un buen tiempo para aliviar el
interior de alguien. Hay tantos factores que pueden ser determinantes de
cualquier elección, que resulta casi imposible. Ni nosotros mismos podemos
comprender el por qué de la mayor parte de lo que hacemos, tantas y tan
diversas como pueden ser sus causas.
Ante una
desgracia, cada uno de nosotros muestra quien es.
Tal vez sea bueno reflexionar sobre la forma con que nos
enfrentamos con nuestras fragilidades. ¿Asumiéndolas o prefiriendo no pensar
siquiera en ellas, escondiéndolas hata de nosotros mismos? ¿Empeñándonos en
ellas?
Lo que importa incluso es que tengamos el coraje de
perfeccionarnos, comenzando por las cosas más vulgares de cada día, a fin de
que consigamos hacer frente de forma diferente a la adversidad, cuando llegue
el momento.
La grandeza o la miseria de cada uno nos preside en cada
decisión que tomamos. Una idea que exploramos o que apartamos. Una emoción que
consentimos o que recusamos. La palabra que decimos o callamos. Todo lo que
hacemos o dejamos de hacer dependiendo de lo que decidimos ser.
Cada vez que escogemos bien, nos hacemos mejores. Cada
vez que escogemos mal, rechazamos nuestra integridad.
Es esencial que empleemos tiempo para meditar en nuestra vida presente. Sin que
huyamos al pasado o al mañana. Cada día es una vida entera.
¿Quién soy yo ahora? ¿Te tengo a mi alrededor?¿Quién está
cerca de mí?
Una virtud excelente es la capacidad de restringiendo los
planes y sueños al mínimo esencial, ahorrando mucho tiempo y asegurando la
concentración en lo que está a nuestro alcance inmediato.
No podemos escoger lo que nos suceda, pero podemos y
debemos tener conciencia de que la actitud con la que respondemos cada día es
de nuestra entera responsabilidad.
No es bueno creer que el futuro inmediato nos reserva
bellas sorpresas y pasar el tiempo desesperado por lo que no sucede. Habrá
incluso quien piense que la vida son solo las alegrías, como si las tristezas
no fueran naturales.
Aceptemos la inseguridad. Asumamos que no nos es dado comprender el sentido de casi todas
las cosas.
La muerte es cierta, la vida no.
El tiempo que digo que es mío me es dado sin que yo sepa
por qué. Que yo sepa, por lo menos, agradécelo.
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