Como cada año nos ha sido presentado el informe FOESSA, un
informe veraz, lo más veraz posible, ya que se basa en datos reales, recientes,
aportados por encuestadores profesionales a domicilio y los que aportan los voluntarios de cada equipo de Cáritas a través del sistema SICE,
siempre actualizado y mejorado.
Es un informe veraz que se ofrece a toda la sociedad, una
sociedad cada vez menos dispuesta a escuchar la verdad. Es por tanto una
denuncia de las injusticias, pero una denuncia responsable y generosa ya que a
la vez que muestra la realidad más dura de la marginación señala donde pueden
los responsables políticos poner su mayor empeño para mejorar la sociedad,
hacerla más justa, equitativa, solidaria y pacífica.
Dice dicho informe: “ Hoy en día, el número de personas en
exclusión social en España es de 8,5 millones, el 18,4% de la población,
lo que supone 1,2 de millones más que en 2007 (antes de la crisis). Son
el rostro de la sociedad estancada, un nutrido grupo de personas para quienes
“el ascensor de la movilidad social no funciona y no es capaz de subir siquiera
a la primera planta.
Dentro de este sector social, existe un grupo
especialmente vulnerable que acumulan tantos problemas cotidianos que les
impide tener un proyecto vital mínimamente estructurado: son 4,1 millones de
personas en situación de exclusión social severa. Son los ciudadanos sobre
los que se ceba la desigualdad y la precariedad en sus diferentes formas:
vivienda insegura e inadecuada, desempleo persistente, precariedad laboral
extrema e invisibilidad para los partidos políticos.
Dentro de este grupo en exclusión social severa existe un
grupo de expulsados, que suman 1,8 millones de personas (600.000 en
2007), que acumulan tal cantidad de dificultades y de tal gravedad que
exigirían de una intervención urgente, profunda e intensa en recursos para
garantizarles su acceso a una vida mínimamente digna.” https://www.foessa.es/blog/viii-informe-foessa-presentacion/
Y digo que es una denuncia porque la clase política en
general y los diferentes gobiernos no aceptan estos resultados, incluso los han criticado o
menospreciado, ya que los deja en evidencia
frente a la sociedad, demostrando su incapacidad, cuando no su falta de
voluntad, para acometer las reformas necesarias que permitan a todos los ciudadanos acceder a la condición de ciudadano de plenos
derechos, y a ganarse la vida honradamente.
El informe, fue presentado por Raúl Flores, coordinador del
Equipo de Estudios de Cáritas Española y secretario técnico de la Fundación
FOESSA. Hoy era la presentación a los voluntarios de la Diócesis de Cádiz. Lo hizo
de una manera amena y pedagógica, para
que los números y los porcentajes, tan enormes, no nos sobrecogieran a los
escasos voluntarios presentes, viendo que la mies es mucha, y los operarios tan
pocos.
Supo transmitirnos magistralmente lo que trasciende la
frialdad de los números, toda la realidad humana menos agradable que acumulan,
persona a persona, cada uno con sus cargas particulares. Nos dio una pauta
importantísima para la acogida al explicarnos con toda claridad el descenso de
una persona desde el estatus de
ciudadano de plenos derechos hasta caer en
la marginación. Este es el momento en que carece de todo, ha perdido sus bienes,
sus relaciones familiares, de amistad, hasta llegar a perder su autoestima, etc.
“FOESSA utiliza 35
indicadores que miden la participación en el empleo, en la capacidad de
renta y en el acceso a derechos básicos (como la vivienda, la salud, la
educación o la participación política), así como la ausencia de lazos sociales
(soledad) y las relaciones sociales conflictivas.
Cada uno de los 35 indicadores identifica
situaciones de exclusión social,…. La cantidad de indicadores afectados
… permite dividir a la sociedad en 4 espacios: el de la integración plena,
la integración precaria, la exclusión moderada y la exclusión severa” https://www.foessa.es/blog/viii-informe-foessa-presentacion/
La caída es más rápida y difícil de controlar, pero la
remontada es muy larga, y cuesta arriba, y necesita voluntad para ir sacando
fuerzas de flaqueza, e ir remontando, paso a paso hasta llegar a su estatus de ciudadano
de plenos derechos. Se necesita por
tanto mucha paciencia y empatía, para
acompañar a los que vienen en busca de ayuda. No basta la ayuda material, es el
momento de recurrir a la fuerza de la fe con humildad y confianza en la misericordia. Como nos dice San Pablo: “¡Bendito sea Dios, Padre
de nuestro Señor Jesucristo, Padre e misericordia y Dios del consuelo! Él nos
alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás
en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de
Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo
rebosa en proporción nuestro ánimo.” 2 Corintios 1, 3-5
De no ser así, es muy fácil caer en la impaciencia, en querer arreglo todo con solas nuestras fuerzas, o el
desánimo, al ver que no somos capaces, incluso podemos llegar el abandono… si no, ¿por qué hay tan pocos cristianos
voluntarios en los equipos, de nuestro entorno por lo menos? A menudo
nos quejamos de esto en nuestros encuentros y conversaciones, pero hace tiempo
que ‘aprendimos’ a luchar contra el abandono y nos decimos para terminar: “somos
pocos, pero aquí estamos, y seguiremos hasta que podamos, o Dios quiera”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario