José Luís Nunes
Martins
El futbol necesita de las personas y las personas necesitan del futbol. Por algo que parece sobrepasar lo comprensible, este juego hace soñar, reír y llorar. Personas de todas las culturas se unen en torno a un juego simple, que les da lo que no encuentran en cualquier otro lado.
¿Qué atrae a tanta gente? ¿Será el sentimiento de pertenencia a una comunidad? ¿La emoción de tener la certeza de no estar solo? ¿La voluntad de superar un desafío que nos exige tanta concentración que los demás problemas desaparecen durante ese tiempo? ¿Una fuerte sensación de paz, aunque solo por algunos momentos, con el ansia de la victoria? ¿O será el deseo de no ser un derrotado, luchando sin desistir?
En el futbol, como en la vida, las victorias y las derrotas son puntos del camino en el tiempo. Siempre habrá más juegos, más campeonatos, metas y records que se han de disputar.
Las derrotas pueden animarnos tanto como las victorias. Depende como las encaremos y de lo que hagamos con ellas, o mejor, depende de lo que hacemos después de ellas.
Es importante considerar que, en el inicio de cada juego, ambos equipos son iguales. Se trata de una enorme conquista de la humanidad que no haya ningún juego de futbol que no comience non 0-0. Señal de que se consideran equivalentes, haciendo depender las diferencias de lo que hicieran hasta que se pite el final. No importa si el equipo es de un país rico o pobre, del norte o del sur, grande o pequeño. El juego siempre comienza 0 - 0.
Muchos aficionados al futbol creen que nada es por casualidad y que hay un sentido trascendental en cada juego, en cada jugada… en la trayectoria que la bola recorre hasta la portería y no hasta el lugar exacto donde ella va a tocar. Como si en este juego no hubiese espacio para las casualidades. Si la bola entra o golpea el palo es algo que creemos que es lógico y no accidental.
Aún así, el balón es redondo y no hay registro de milagros en los campos de futbol, por lo que sobran solo la voluntad, el talento y las fuerzas de los que están en el juego, con el apoyo de todos los que le prestan su querer desde fuera.
Cada vida es una larga serie de luchas. Duras, constantes, sin fin.
Es la razón por la cual siempre vale la pena luchar por algún bien, por mayores que sean los fracasos: una victoria vale mucho más que 100 derrotas.
La verdadera alegría es la única forma de vencer las peores tristezas.
.http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/as-grandes-alegrias-escondem-muitas-tristezas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario