lunes, 4 de enero de 2016

Feliz año


 Daniel Medina Sierra


Ya han terminado las fiestas, hemos comido copiosamente, hemos tomado alguna copita de más, hemos estado con los seres queridos, hemos reído, cantado y dado cientos de besos y abrazos. Otro año más de buenas intenciones, buenos propósitos, planes y sueños por cumplir. Conforme vayan pasando los meses, comes menos, tomas menos, estas mucho menos tiempo con tus seres queridos, ríes menos y mucho menos cantas; y los besos y abrazos son fortuitos.

Los propósitos, planes y sueños, o bien cambian, o bien se olvidan…, o se cumplen; quien sabe. ¿Qué pasó con los seres queridos, por qué ya no reímos tanto, ni cantamos, ni besamos ni abrazamos? Es curioso...¿Qué pasó con las buenas intenciones, los propósitos, planes, sueños? El problema, como siempre, es de todos y cada uno de nosotros. Hemos interpretado mal el mensaje, sí, es eso. Cuando llegan estas fiestas todos tenemos como una especie de “Nueva oportunidad.

Tenemos la opción de mirar ese año que está a punto de finalizar y reflexionar sobre lo que hemos hecho mal, lo que queremos enmendar, si queremos dar una segunda oportunidad a alguien o a uno mismo. Es el momento en que puedes cambiar, usando el año nuevo como justificación, el rumbo de tu vida. Si el año nuevo fuese todos los días o no sería festivo o terminarían la inmensa mayoría de nuestros problemas.

 Todo ese cariño, amor, condensado en tan pocos días, luego se diluye. Es como si quisieras retener el agua con las manos. ¿Por qué no tenemos la valentía de reconocer que algo falla en nosotros, por qué tenemos ese miedo a reconocer que las cosas  no cambian si no cambiamos nosotros? Yo canto, canto fatal, pero canto, canto paseando a mis perros, canto cuando friego los platos y canto porque así espanto los males. Río, río con mis amigos, río recordando, y río porque no me queda llanto. No como copiosamente ni bebo,  pero disfruto de unas patatas a lo pobre como otros de un bogavante.

 No pretendo dar lecciones a nadie, ni creo ser un ejemplo a seguir, pero tengo un largo trecho del camino ya  recorrido; sé lo que es vivir sin nada en el bolsillo, sin contar con nadie; sé lo que es pasar hambre, frío, miedo, dolor físico y mental, no tengo miedo a morir ni a estar solo.
Cuando pasas por todo esto entiendes que lo importante es quién eres, no lo que tienes, que no necesitas demostrarle a nadie nada, que brillas por ti mismo o eres una sombra, y que todas las vidas son importantes.
Feliz año a todos.


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