El presente no es solo el
instante en que el futuro se hace pasado. Por más que nos apresuremos o
retrasemos… nadie huye de su tiempo. De este. Al único en que nos es dado
vivir. Lo más importante en la vida no es lo que producimos, sino lo que somos.
Nuestra presencia será, de todas, nuestra obra más valiosa…
Puedo sentarme sin tener que
estar a la espera de nada… puedo quedarme conmigo y disfrutar. Dedicarme a
viajar por los caminos en que los recuerdos se encuentran con los sueños…
apreciando el hecho de estar aquí y ahora conmigo… y con quien está conmigo,
aún o estando aquí.
Perseguimos objetivos sin
gran valor y huimos de los miedos sin quererlos afrontar, manteniéndonos
ocupados con cosas de poca importancia… hasta que un día la realidad nos
atrapa, por un accidente cualquiera que nos obliga a parar y a convivir con la
verdad de nosotros mismos. Aparecemos entonces delante de nosotros, tal como
somos… y nos damos entonces cuenta de que pudiéramos ser mejores. Mucho
mejores.
No puede haber más alegría
en esperar por los buenos momentos que en vivirlos.
Estar presente es estar con
otro como un don, de tal forma que, aunque él se aparte, por mucho que sea, no
se acabará nuestra ligazón.
A los que son vida de mi
vida puedo decir: cuando te pierdas, no me busques, estate tranquilo… yo he de
encontrarte.
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