jornal i
22 fevereiro 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/alem-hoje
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Ilustração de Carlos
Ribeiro
Cada vez más se vive el
momento. Huimos del pasado y tenemos miedo al futuro, lo que implica que nos
vemos forzados a vivir un presente
demasiado pequeño
Los tiempos de descanso deben ser ocasión de trabajo interior. Pero, va siendo cada vez más raro encontrar gente con memoria, así como también es raro encontrar personas con discernimiento suficiente para comprometerse en proyectos a largo plazo.
Se navega a la vista… sin riesgos, sin éxitos ni fracasos… sin sentido. Vamos dando las respuestas mínimas al mundo y a los otros, en vez de ser protagonistas de nuestros sueños y héroes a pesar de nuestras derrotas.
El pasado y el futuro no son mentira. Son partes de la verdad. Soy lo que fui y lo que seré. Una identidad que vive en el tiempo, una coherencia que se construyó a través de diferentes espacios y tiempos, amando lo que hay de eterno en cada momento. Elevando el espíritu por encima de la realidad concreta de este mundo.
Una existencia auténtica –una vida con valor- se construyó con una estructura sólida, equilibrada y abierta a horizontes más distantes en términos temporales. Un presente mayor, con más pasado y más futuro. Seremos quienes somos, con los ojos abiertos.
No debemos vivir día a día, pero sí semana a semana, mes a mes, año a año… necesitamos asumir que nuestra vida es tan bella como enorme, huyendo de la lógica triste de intentar aprovechar cada día como si fuese el último… ¿ no será nuestra vida mucho mayor y más profunda que eso?
Sin referencia al pasado y sin responsabilidad ante el futuro, el momento no es presencia, es ausencia.
Los tiempos de descanso deben ser ocasión de trabajo interior. Pero, va siendo cada vez más raro encontrar gente con memoria, así como también es raro encontrar personas con discernimiento suficiente para comprometerse en proyectos a largo plazo.
Se navega a la vista… sin riesgos, sin éxitos ni fracasos… sin sentido. Vamos dando las respuestas mínimas al mundo y a los otros, en vez de ser protagonistas de nuestros sueños y héroes a pesar de nuestras derrotas.
El pasado y el futuro no son mentira. Son partes de la verdad. Soy lo que fui y lo que seré. Una identidad que vive en el tiempo, una coherencia que se construyó a través de diferentes espacios y tiempos, amando lo que hay de eterno en cada momento. Elevando el espíritu por encima de la realidad concreta de este mundo.
Una existencia auténtica –una vida con valor- se construyó con una estructura sólida, equilibrada y abierta a horizontes más distantes en términos temporales. Un presente mayor, con más pasado y más futuro. Seremos quienes somos, con los ojos abiertos.
No debemos vivir día a día, pero sí semana a semana, mes a mes, año a año… necesitamos asumir que nuestra vida es tan bella como enorme, huyendo de la lógica triste de intentar aprovechar cada día como si fuese el último… ¿ no será nuestra vida mucho mayor y más profunda que eso?
Sin referencia al pasado y sin responsabilidad ante el futuro, el momento no es presencia, es ausencia.
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