domingo, 2 de febrero de 2014

La verdad entre las mentiras


 José Luís Nunes Martins

Ilustração de Carlos Ribeiro


Hoy es necesario filtrar todas las informaciones que nos llegan.Nuestra felicidad depende de la capacidad de distinguir el bien en medio de los males, de que encontremos lo esencial entre tantas superficialidades. 

Durante siglos, el conocimiento se buscaba, había que recorrer largos caminos y esperar pacientemente para tener acceso a lo valioso. La escasez de fuentes y recursos garantizaba que, en la mayor parte de los casos, lo poco que existía era de excelente calidad.Hoy es diferente. Hay una producción brutal de informaciones a partir de fuentes de todos los tipos. Hay demasiados contenidos… 

Antes, era necesario salir de casa en busca de lo importante, hoy, sólo se precisa entreabrir la puerta… pero sólo y solamente en el momento adecuado… so pena de que tengamos la casa inundada de inmundicias. 

En pocos años, se pasó de una escasez de informaciones valiosas a una abundancia inimaginable de contenidos dudosos.

En el mundo actual, casi todas las informaciones están disponibles… pero mezcladas, y tantas veces contaminadas, en montañas de ignorancia disfrazada de sabiduría. Los caminos errados son siempre muchos. 

Había poco y ahora hay mucho, aunque no se juzgue que las circunstancias mejoraran… pues solamente se pasó de una forma de pobreza a otra, más disfrazada. De una ignorancia a otra, más refinada.

Las generaciones más jóvenes viven en un mundo diferente de aquel donde los más viejos crecieron. Estos, más experimentados, también debido al mayor número de errores acumulados, deben actuar de forma sabia y urgente a fin de llegar a los más jóvenes a tiempo de ser referencias concretas, faros, alguien que a través de su ejemplo de vida revele el criterio con el cual se filtra la verdad de entre las apariencias… la llave con la cual se puede descifrar este enigma de incultura abundante

Es una señal de los tiempos esta enorme abundancia y hartura, revelan este vicio de consumir lo que no se disfruta, estas montañas de todo, que cada día se acumulan, no bastan y  nunca serán suficientes… por mayores que sean…ya que hay, en el fondo de los hombres de hoy un hambre cada vez más evidente de… verdad.

Una de las estrategias más eficaces para la resolución de este problema es algo simple: ayuno.

 Cuando alguien se priva, de forma voluntaria, de casi todo cuanto tiene por hábito consumir, poco tarda hasta comprender que hay necesidades de varias categorías. Con un ayuno serio, las necesidades más básicas se vuelven más evidentes y los bienes que las satisfacen preciosos, al mismo tiempo que los otros deseos, más superficiales, se desvanecen y los bienes que los satisfacían pierden su encanto.

Cuidado. Ayuno absoluto es ayuno absoluto. Comenzar por una privación selectiva sólo de las cosas superficiales puede tener efectos opuestos a lo que se pretende, porque puede provocar la creación de una necesidad aún  mayor de algo que no tiene valor, no mostrando la línea que separa lo indispensable de lo accesorio. Sólo alguien privado de todo comprende lo que tiene valor de fondo y lo que no lo tiene…

 Después de un ayuno serio, por más breve que sea, pasaremos entonces a una vida más reglada y sabia, porque hemos renunciado a lo que se reveló no fundamental. No será un ayuno selectivo, sino sólo una vida buena. Permitiendo que los anteriores excesos puedan ahora llegar bajo la forma de dádiva a la vida de otros que no tienen lo esencial.


 Hoy, más de lo que nunca ha importado, debemos ser capaces de una meditación seria de nuestras necesidades reales, una verdadera educación de los deseos… a fin de levantar nuestra propia felicidad y constituirnos  en una referencia  para aquellos a quien queremos instruir, en el sublime arte de construir, entre tantos yerros, el camino cierto, que ¡casi siempre es el más duro, pero el único que dura y vale una vida entera!

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