José Luís Nunes Martins
Mi amigo me muestra quien soy, me impulsa a la perfección
de mí mismo, porque ve lo más importante de mí y me ama.
Mi amigo no necesita saber todo sobre mí, porque no me
quiere juzgar, solo necesita saber como estoy… para saber lo que puede hacer
por mí. Lo más importante es ayudarnos, más que comprendernos o corregirnos.
La humildad que exige el amor es mucho más difícil porque
implica asumir la fragilidad, pedir ayuda es acepta ser ayudado. Ser amigo es
dar siempre lo que se nos pide y… pedir cuando es necesario, aceptando la
respuesta, cualquiera que sea… por más dura que pueda ser.
Hay pocos amigos. La amistad implica una entrega mucho
mayor que aquella que es más frecuente en este mundo, donde muchos se creen y dicen
ser amigos sin serlo.
Es necesario estar abierto y compartir con nuestro amigo
lo que somos y tenemos, bueno y malo, pero también aceptar todo lo que pasa en su
vida… hasta la posibilidad de que su amistad hacia nosotros fuera mentira.
Si la felicidad de nuestro amigo no nos llena de alegría,
así como su angustia nos entristece, entonces no somos sus amigos. Es más
difícil compartir la gracia que la desgracia.
Es peor desconfiar que ser engañado, del mismo modo que
es peor hacer daño que ser recibirlo.
Entre los amigos, los espacios y los tiempos no son los
mismos, los vientos deben siempre poder danzar entre ellos, nunca deben estar
demasiado cerca, so pena de que se anulen y dejen de ser quienes son.
Las amistades pueden haber nacido en un instante, pero
para mantenerse verdaderas precisan de un trabajo largo y constante, de más atención y cuidado que muchas construcciones.
Que yo sea capaz de ser un refugio donde otro encuentre
su paz.
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