martes, 23 de febrero de 2016

La ignorancia voluntaria


Daniel Medina Sierra


Últimamente escucho opiniones, críticas y expresiones que difieren bastante de lo que yo personalmente entiendo por conversación constructiva.
En el argot popular e íntimo se entiende el uso de determinadas expresiones que sin embargo en público no exhibiríamos con tanta soltura y descaro. Pues bien, estamos llegando a tal grado de ignorancia voluntaria que no les importa decir lo que sea en televisión, redes sociales, radio, prensa... hemos tenido que guerrear mucho contra los que creen que todo es permisible y tolerable.


Cuando se hace una crítica de un acontecimiento, por ejemplo el supuesto poema del Padre Nuestro en Barcelona. Yo no soy cristiano, no pertenezco a ninguna religión y sin embargo percibo la maldad y el nulo respeto hacia los que creen. He leído la prensa, escuchado opiniones diversas sobre el tema en la calle, en la radio y en todos los medios. Teniendo cierta perspectiva del asunto, estando informado y teniendo los mínimos conocimientos sobre educación, ética, moral... no puedo sino entender que la gran formación que han tenido, en un clima de libertad de credo, libertad cultural... no saben lo que significa el respeto.



A esto me refería anteriormente, la ignorancia voluntaria. Unos acusando a otros del mismo delito que han cometido, unos hablando en nombre de la sociedad y la sociedad dejándolos que lo hagan, unos pidiendo derechos y libertades cuando ellos mismos se los negaron, delincuentes pidiendo justicia, tertulianos profesionales llamados comúnmente políticos y zombis escuchándolos.
Esta ignorancia es voluntaria. No es que no sepan la verdad, simplemente la ignoran.



Un ejemplo más de la ignorancia popular la tenemos en los más cercanos muchas veces, seguro que a muchos les ha pasado.
El supuesto amigo al que realmente conoces cuando las cosas van mal. Durante años habéis reído, bailado, disfrutado y creías que era tu amigo hasta que las circunstancias cambian y se esfuma. Él/ ella sabe que le/a consideras un/a amigo/a y deja que te engañes, te sigue el juego pero no es más que una farsa. Es el mismo contexto¿ Cómo quien te niega va a pedirte, cuando le convenga, que no lo ignores?, ¿ Cómo pido respeto si yo no he respetado a nadie?...



Me puedo extender mucho más pero creo que se entiende.

No sé quien dijo que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Espero, por el bien de todos, que la ignorancia voluntaria cese de una vez, porque de lo contrario, este mundo tiene pocas esperanzas de vida inteligente.

¿En qué silencio estás buscando?


José Luis Nunes Martins

                                                            (ilustração de Carlos Ribeiro)

Antes de decir a la vida lo que queremos, es importante escuchar  nuestra intimidad, para que, en silencio, el corazón y la razón nos indiquen el sentido que elegiremos para nuestra vida.

Hay el silencio del coraje de aquel que lucha, pero está en paz… y el silencio de la derrota de aquel que calla, cultivando odios y fomentando venganzas, a propósito de maldades que, muchas veces, ni siquiera existen…

Hay el silencio de la contemplación y el del desprecio…

Hay el silencio de los secretos y misterios, y el silencio donde todo se descubre…

Hay el silencio en que con alegría se espera, y aquel en que se desespera, en una angustia donde la ansiedad siembra pesadillas y dolores…

Hay el silencio de la pureza que se guarda para el momento oportuno y el silencio de quien, arrepentido, emplea su pureza en el tiempo equivocado…

Hay el silencio de quien se esfuerza, el de quien descansa, pero también el de quien finge…
El silencio es la luz de las grandes obras. Sólo cuando nos hacemos pequeños podemos comprender la grandeza de lo que nos sobrepasa. Sólo el silencio permite que veamos con atención. Admirando como quien escucha.

Notas sueltas no son melodía… Es necesario acallar las inutilidades si se quiere llegar más adentro. Es tan heroico decir lo que se debe, cuando se debe, como callar lo que no ayuda ni hace bien alguno.

Estamos aquí de paso, pero con el deber de hacer algo con sentido. Sólo en el silencio de la fe se abrazan la pasión y la razón.

Hay quien vive una vida entera sin querer saber nunca la verdad… un día de vez en cuando, como si pudiese comenzar y acabar cuando le parece bien… pero escoger una vida así es como decidir coser sin hilo.


Hay un silencio en el que todo se entrelaza, en que se deshacen los nudos, se cierran las heridas y se cosen todos los pedazos… tejiendo en un yo, entero… una obra perfecta, llena de imperfecciones.

viernes, 19 de febrero de 2016

Agradecimiento

Daniel Medina Sierra



Quiero dar, si me permitís, un merecido homenaje a algunos seres especiales que tengo la suerte de conocer. Como no son dados a la exposición pública respetaremos sus nombres, tan sólo los
nombraré por la primera letra.
G. Es un gran hombre, padre, abuelo y esposo amantísimo y todos orgullosos de él, me ayudó en mis primeros pasos de la manera más práctica. Me compró un infiernillo, una bombona para calentarme la comida. Me acompañó a Cáritas de la iglesia mayor donde me atendieron muy bien. No solo le debo dinero, le debo consideración, complicidad, confianza e incluso algún enfado pasajero. Le debo preocupación y espero, algún día, merecer su amistad.


El siguiente es un cura querido por muchas personas por su gran bondad, Su nombre empieza por L. No es que seamos íntimos amigos, ni siquiera tenemos la religión en común pero la claridad de sus ojos al mirarme, una sonrisa amable... Si existen personas tan buenas tiene que existir Dios.


Tenemos a O. Es un padre más que amigo. Tengo la suerte de ser su amigo, es generoso hasta olvidarse de sí mismo, Si no lo paro un poco me mete en su casa, se preocupa por mí, por los demás, es un buen compañero y mejor amigo. Te hace sentir en casa, una sensación que hace mucho no sentía. Tengo tanto que agradecerle... No se lo digo tanto por no ser pesado ni para que crea que tiene ningún tipo de responsabilidad hacia mí, pero doy las gracias siempre.



A P. lo conozco menos pero parece que lo conozco desde hace mucho, es amable con todos, buen compañero, siempre aprendes cosas nuevas, puedes contar siempre con él. La impresión que me dio la primera vez que lo vi fue de un hombre bondadoso y no me equivoqué. Siempre ayudando a su prójimo sin pedir nada a cambio. Tengo la suerte de ser su compañero y amigo.