lunes, 1 de febrero de 2021

Un buen hombre, y un gran director, nos ha dejado en silencio

 

Lamento no haber podido hablar contigo antes de tu partida de este mundo. Quizá no hice todo lo posible por lograrlo y me he conformado, cobardemente, con las informaciones que me llegaban sobre tu estado. Pero, ahora que ya no me puedo comunicar contigo humanamente, voy a hacerte una despedida pública, que deje bien claro lo mucho que te apreciaba, y que recogerá, sin ninguna duda, el sentir de cuantos te hemos conocido y tratado.

Aunque ya no sea yo un voluntario activo de Cáritas, quiero expresar en este blog, que aún no se ha cerrado, las razones, las pruebas, del agradecimiento por tu labor en Cáritas:  tu inmensa capacidad de servicio, lo buen compañero que eras, y tu generosidad, por supuesto, aunque estar en Cáritas y no ser generoso sería un contrasentido, o una falsedad, pero tu nobleza garantiza cuanto he dicho de ti.

Cuando yo empecé como voluntario de Caritas tú ya estabas allí, y me acogiste en seguida, en poco tiempo sintonizamos en la teoría y en la práctica, para ti el servicio a Cáritas se traducía en la mejora constante en la atención a los acogidos; y no fue tarea fácil, ya que nos tocaron los años peores de la crisis de 2007 en adelante.

Desde que asumiste el cargo de director el servicio a los acogidos mejoró cada día, por tu gran capacidad de servicio, manteniendo siempre todo en orden y a tiempo, siempre dispuesto a escuchar y aprovechar la opinión y la colaboración de todos y cada uno de los voluntarios, haciendo muy cómoda la convivencia. Éramos un equipo.

Fueron unos años difíciles, habría muchas cosas que enumerar y agradecerte, sin embargo, solo prefiero recordar alguna y especialmente una, que demuestra tu gran humanidad, tu afabilidad, tu generosidad, todo a la vez. Quisimos también ayudar a la formación de los niños de los acogidos, ofreciendo clases de refuerzo. Hay veríais a Luís disfrutar como un padre, o mejor un abuelo, cuidando de sus niños, preparándoles la merienda, ayudándoles con las cuentas, disfrutando con ellos. Era verdaderamente feliz, como un abuelo cualquiera.

Ahora estarás contento plenamente y para siempre, pues siempre fuiste perseverante en la fe, y un marido fiel, incluso después del fallecimiento de tu esposa; ya debe haberse producido el gran encuentro entre los tres: Dios, tú y tu querida y añorada esposa en la tierra.

Descansa en paz, Luís, nosotros te recordaremos siempre como una buena persona, y tu ejemplo perdurará en cuantos te hemos tratado y conocido. Gracias

2 comentarios:

  1. Preciosas palabras. Preciosos sentimientos. Me uno a tí, Octóvilo, en tu sentir hacia Luis. Besos.

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  2. Totalmente de acuerdo. Fue un ejemplo para todos, un gran compañero; como bien dices cómo un abuelo. Gracias a Dios tuve la suerte de trabajar con él durante algunos años y de él aprendí la paciencia, el esmero y el buen hacer de mi trabajo en Cáritas. Sin ninguna duda fue del que más aprendí y al que más admiré sin desmerecer a ningún compañero.. Siempre recordaré tus bromas, tus risas y cuando me abrazabas, siempre tan cariñoso conmigo. Gracias por todo amigo, algún día nos volveremos a encontrar. Un fuerte abrazo

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