lunes, 16 de junio de 2014

Un resumen del " Avance de resultados de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales, 2013". Fundación FOESSA. Junio 2014


(VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014.
Informe sobre exclusión y desarrollo social en Andalucía)


El empeoramiento de la situación social en España se manifiesta en un claro descenso de la proporción de hogares y personas que se encuentran plenamente integrados.

  • Todos los espacios, desde la integración precaria o la exclusión moderada hasta la exclusión severa han aumentado significativamente:

En total,  la exclusión social en España ha pasado del 15,8% de los hogares en 2007,  al 21,9% en 2013,

En Andalucía se encuentran globalmente en una situación de mayor vulnerabilidad y exclusión (el 66,1% frente al 63,1%).
en la integración precaria el 44% de estos hogares, frente al 41,2% del conjunto de hogares en España.
En exclusión severa  un 10,6% (casi 2 puntos más que el total Estatal).

  • En términos de población y no de hogares, este empeoramiento se manifiesta todavía con más claridad:

El total, en España,  ha pasado del 16,3% en 2007 al 25,1% en 2013, siendo en los últimos cuatro años cuando se ha producido el mayor deterioro (un aumento de 6,5 puntos del espacio social de la exclusión).

En Andalucía, el 69,1% de la población no se encuentra plenamente integrada frente al 65,7% a escala estatal.
las personas afectadas por la exclusión severa (el 13,1%) superan a la población de España en más de 2 puntos porcentuales.
Sobresale el peso de las personas residentes en Andalucía en la integración precaria (43,9%) en comparación con el total estatal (3,3 puntos más).

El resultado:

un total de 11,7 millones de personas (3,8 millones de hogares) están afectadas en España por distintos procesos de exclusión social, ( 4,4 millones más que en 2007, un 60,6% más y 1,2 millones hogares más, un crecimiento del 48%).

La exclusión severa:
Más preocupante, tanto por la intensidad y acumulación de problemas que implica como por el aumento cuantitativo que ha experimentado:

Afecta a 5 millones de personas, un 82,6% más que en 2007.

Representa el 43,4% del total de la exclusión en España.

En  Andalucía más de 2,1 millones de personas, es decir el 25,2% del total de la población en la región (cerca de 700.000 hogares).
Es de destacar las 1,1 millones de personas (el 52% del total de la exclusión) que se encuentran en la exclusión severa (cerca de 335.000 hogares).

  • La cumulación de problemas en distintas dimensiones de entre las analizadas aquí (empleo, consumo, participación política, educación, salud, vivienda, conflicto social y aislamiento social) ha crecido significativamente, en 2013,
Además, éstas cada vez se acumulan más en los hogares afectados.

En Andalucía, la acumulación es aún más evidente:

Los hogares que no están afectados por ninguna dimensión es 3,4 puntos porcentuales inferior al total estatal;
los que acumulan problemas en 3 o más dimensiones supera en casi 5 puntos (el 22,6%) el total estatal.

  • No cabe duda de que son los ámbitos del empleo, de la vivienda y de la salud los que más han aportado al aumento de la fractura social a escala estatal:

la incidencia de los problemas de exclusión de empleo se multiplican por 2,5 y los de salud se duplican. Los problemas de vivienda que partían de un nivel relativamente elevado, se incrementan un 36%.

En Andalucía, se da una incidencia de manera más pronunciada:

casi la mitad de la población residente en Andalucía (el 47%) se ve afectada por problemas de exclusión del empleo (5,5 puntos más que el total estatal).
Esta situación se intensifica en la población que se sitúa en la exclusión (el 85,8%) y en la exclusión más severa (93,1%).
Se hace incluso más patente si se compara con el conjunto de la población de España en las mismas situaciones de exclusión, superándolas en 8,7 y 8,4 puntos respectivamente.

Un 33,2% de la población de Andalucía se encuentra afectada por los problemas relacionados con la vivienda, 4 puntos por encima del total estatal.
Esta diferencia es aún más visible entre la población en exclusión severa: nueve de cada diez de estas personas que viven en Andalucía (91,7%) se ven afectadas por estos problemas, 6,9 puntos más que para el conjunto de España.

Otra dimensión en la que la población de Andalucía se ve más afectada es la de la salud con un 24,8%, es decir 5 puntos más que la población general.

Es de destacar también la sobrerrepresentación tanto del conjunto de la población de Andalucía como de los sectores excluidos en los problemas de educación, los relacionados con el consumo y aunque en relativa menor medida de aislamiento social en comparación con los mismos datos obtenidos a escala estatal.

Por el contrario, la exclusión política y el conflicto social presentan menores déficits entre la población de Andalucía.


domingo, 15 de junio de 2014

Sentir y consentir




                                                         Ilustração de Carlos Ribeiro

No podemos controlar lo que sentimos, pero nos cumple, siempre, escoger entre consentirlo o dejarlo. No controlamos todo lo que pensamos, pero nos cumple la responsabilidad de escoger. No siempre optamos por decir o callar lo que es mejor, pero, a pesar de todo, es esencial trazar la línea que separa lo que queremos de lo que no queremos ser…

Ya lo que hacemos (y lo que no hacemos) depende, casi en la totalidad, de nuestra voluntad. Debemos pues ordenar lo que sentimos con vista a definirnos quien somos y quien queremos ser, a fin de actuar de acuerdo, sin grandes disculpas, mentiras o promesas vanas.

Cada uno de nosotros es la línea que va de lo que siente a lo que hace y que pasa por lo que piensa y dice… somos lo que escogemos sentir, pensar, decir y hacer. Somos querer.

La verticalidad de un hombre depende de la forma como asume lo que siente, de la profundidad con que piensa, de la verdad de lo que dice y del valor absoluto de sus acciones. Y, claro, de la armonía que consigue entre estas sus cuatro dimensiones.

Hay mucha gente desafinada… se pierden aunque algunos crean que así conseguirán sobrepasar (soslayar) la verdad. Un día se dan cuenta y comprenden que fueron al final esclavos del mundo, cuando podían haber sido señores de su destino.

La autoridad es el poder del autor, competiendo pues a cada hombre dominarse en los diferentes niveles, ordenándose en vista de su mayor bien.

No soy lo que siento, ni lo que digo, soy lo que quiero… y, en última instancia, lo que escojo hacer, por encima de todo.

Es propio del hombre elevase por encima de su condición animal, ponderando y juzgando sus acciones. Quien se rinde de forma pasiva a lo que siente, renuncia a ser hombre.

Es la esencia de la libertad: una voluntad esclarecida.

La espontaneidad de los instintos es algo primario, los apetitos son deseos pero no son voluntades, a pesar del engaño a que induce el lenguaje. Los apetitos son tendencias naturales básicas que corresponden a desequilibrios y necesidades primarias que, a pesar de todo, la voluntad humana puede superar. Los instintos son buenos, mientras son ordenados.

¿Cómo puedo llegar a ser quien yo quiero ser? A través del dominio de lo que consiento, pienso, digo y… hago.

No es bueno ser un solitario lleno de amor. Debe conseguir que esa voluntad se haga real, se practique, llegue al mundo concreto y lo enriquezca. Claro, importa analizar y evaluar muy bien lo que nos rodea, no vaya a abrazarse a alguien equivocado… es verdad que tenemos amor y brazos para dar, pero también tenemos ojos e inteligencia para escoger a quien debe llegar.

Si hay momento malos en la vida en que parece no haber nada que nos anime, será de esos, más que de cualquiera otros, de los que es  importante salir… buscar lo mejor con todas las fuerzas, contra todas las evidencias. Más determinante que las circunstancias será siempre la voluntad íntima de ser feliz. Las tristezas no pueden evitarse… son tiempos de extrema verdad y dolor, pero son momentos… a los que deben suceder otros momentos. En una línea en que el querer impera… a pesar de todo.

Todo tiene su tiempo, todo puede funcionar en armonía. Así haya buena voluntad.

Cuando andamos, un pié queda fijo para que el otro avance hacia delante. Importa aceptar que seguir de frente no es negar lo que queda atrás, sino que forma parte de algo mayor que el momento, mayor que el tiempo…


Desengáñese quien en esta vida piense que la lucha acaba después de una batalla. Siempre habrá más batallas, más heridas, tal vez aún más profundas, pero también más conquistas, más alegrías y siempre, siempre más vida… para continuar la lucha. Así hay que querer, para caminar rumbo a lo mejor de nosotros.

martes, 10 de junio de 2014

“Construyamos espacios de esperanza” (Mensaje para la festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad)



La Comisión Episcopal de Pastoral Social ha hecho público, conjuntamente con Cáritas Española, el Mensaje para la festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad, que este año lleva por título “Construyamos espacios de esperanza” y que se celebrará el domingo 22 de junio.

El Secretario General de la Conferencia Episcopal Española (CEE), D. José María Gil Tamayo, ha hecho entrega al Presidente de Cáritas Española, D. Rafael del Río Sendino, en nombre de la CEE, de una ayuda económica por valor de 6.060.000 euros. Con este gesto, se hace efectiva la aportación extraordinaria que aprobó la Asamblea Plenaria el pasado mes de noviembre, con cargo a los presupuestos de 2014.
Este año, la mencionada aportación asciende a 6.060.000 euros, lo que supone el 2,4% del Fondo Común Interdiocesano y un incremento del 1% respecto al ejercicio anterior. Esta iniciativa, que se lleva a cabo por sexto año consecutivo, tiene su origen en la Asamblea Plenaria que se celebró del 24 al 28 de noviembre de 2008.

Esta aportación es una cantidad cuantificable, pero no es lo que la Iglesia aporta a Cáritas, porque Cáritas es la misma Iglesia. Es muy difícil contabilizar económicamente lo que supone el apoyo de cada una de las parroquias, que son las que corren con todos los gastos ordinarios, las que recogen los donativos, y también en las comunidades parroquiales donde surgen los voluntarios que entregan su tiempo y trabajo en Cáritas.


La fiesta del Corpus Christi nos invita a entrar en el misterio de la Eucaristía, "misterio que se convierte en el factor renovador de la historia y de todo el cosmos. En efecto, la institución de la Eucaristía muestra cómo aquella muerte, de por sí violenta y absurda, se ha transformado en Jesús en un supremo acto de amor y de liberación definitiva del mal para la humanidad"[1].
La Eucaristía, sacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde hay amor brilla también la esperanza, pues allí donde el ser humano se siente amado, experimenta la salvación de Dios y descubre que es posible la esperanza.[2]
Desde este misterio de amor y de esperanza, que es la Eucaristía, los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social invitamos a todos los cristianos, y de manera especial a cuantos trabajáis en la acción caritativa y social, a abrir los ojos al sufrimiento de nuestros hermanos más pobres, a escuchar el clamor de los pueblos que padecen hambre y a construir juntos espacios de esperanza.

 Miremos la realidad desde los pobres

«He visto la opresión de mi pueblo» (Ex 3,7), dice Dios. La caridad comienza por abrir los ojos a la realidad, pero la realidad se puede mirar y valorar de diferentes maneras. Nosotros queremos ver la realidad con los ojos de Dios, desde el lado de los pobres, como nos pide también el Papa Francisco.[3] Una mirada así, nos permite señalar algunos indicadores verdaderamente preocupantes:
  • las personas que no padecen ningún tipo de exclusión social se han convertido en una estricta minoría.
  • La fractura social entre aquellos que se encuentran en la franja de integración y los que se encuentran en situación de exclusión se amplía,
  • Entre ambos grupos, unas clases medias que decrecen y transitan, en buena parte, hacia espacios de exclusión.
  • el aumento progresivo de la desigualdad, por la reducción de los servicios sociales, por las dificultades para acceder a la vivienda, por la bajada en el nivel medio de la renta, por el índice creciente de la pobreza infantil.

Escuchemos el clamor de los pueblos

Nuestro Dios, que tiene ojos abiertos para ver, tiene también oídos atentos para escuchar a su pueblo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores, conozco sus sufrimientos» (Ex 3,7). Y hoy hemos de escuchar  «el clamor de pueblos enteros, de los pueblos más pobres de la tierra» (EG n. 190) que no solo tienen derecho a la comida o a un decoroso sustento, sino también a otros bienes que les permitan vivir con dignidad, lo que implica educación, acceso al cuidado de la salud, acceso al trabajo y a otros medios de desarrollo[5].
Esta es la llamada que nos hace Caritas Internationalis en su campaña “Una sola familia, alimentos para todos”. No podemos olvidar que, según la FAO, hay más de 845 millones de personas con hambre crónica en el mundo, lo que constituye un verdadero motivo de escándalo, pues sabemos que existe alimento suficiente para todos y que el hambre se debe a la mala distribución de los bienes y de la renta, problema que se agrava con la práctica generalizada del derroche y el desperdicio de alimentos.[6]

Generemos espacios de esperanza

Ante el sufrimiento de los pobres y el clamor de los pueblos, no podemos quedar inactivos ni sumidos en la indiferencia y el desaliento. Las palabras de Jesús: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía” (Lc,19) son una invitación a hacernos don, alimento, esperanza para los pobres. Así nos lo recuerda el Papa Francisco: «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad: esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo» (EG n.187)
Ser instrumentos de liberación y promoción significa hoy  –según nos dice Cáritas en su Campaña- construir espacios de esperanza en medio de una sociedad asfixiada por la crisis:
  • Cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos de solidaridad y cambiamos nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos.
  • Cuando reconocemos la función social de la propiedad,  el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar los más favorecidos a algunos de sus derechos.
  • Cuando creamos una nueva mentalidad que nos lleva a pensar en términos de comunidad y a dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación indebida de los bienes por parte de algunos.
  • Cuando contribuimos a una economía al servicio del ser humano, no del dinero y el mercado, y rechazamos y denunciamos la economía de la exclusión y del descarte que mata.
  • Cuando apostamos por los más débiles, promovemos el desarrollo integral de los pobres y cooperamos para resolver las causas estructurales de la pobreza.
Con palabras de Francisco os decimos: «no os dejéis robar la esperanza».

Madrid, 15 de mayo de 2014
Comisión Episcopal de Pastoral Social
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[1] BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, 10.
[2] Cfr. Mt 26, 26-28; Jn 15,3; 1Cor 10,17; 11, 17-34; Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 59.
[3] Cfr. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 187-192. En adelante EG.
[4] Nos referimos a los datos de Eurostat (2013) y al estudio “Análisis y Perspectivas 2014” de la Fundación FOESSA, publicado el 27 de marzo de 2014  bajo el título “Pobreza y Cohesión Social”.
[5] Cfr. FRANCISCO, Exhortación Evangelii Gaudium, 192.
[6] Cfr. FRANCISCO, Exhortación Evangelii Gaudium, 191.