lunes, 2 de octubre de 2017

XXVI Domingo del tiempo Ordinario. Misa del Envío



El P. Luis, hoy nos ha dirigido unas palabras, entrañables, con 'sabor a parroquia', disfrutó expresando cuánto le agrada su parroquia, lo satisfecho que se siente de cómo responden los diferentes grupos parroquiales y cofradías en su misión en la parroquia y en la Iglesia.

Comenzó situando la parroquia dentro de la estructura de la Iglesia, y resaltando la importancia que tiene la parroquia en el funcionamiento de la Iglesia, para el buen funcionamiento del entramado eclesial.

Hizo mención y una pequeña historia de los distintos grupos parroquiales, que 'funcionan maravillosamente', al punto que el párroco casi no se siente imprescindible, sino un 'mero coordinador'. No es la primera vez que le oigo decir, con total convencimiento, que la parroquia funciona sola, que los grupos parroquiales funcionan con una fidelidad y eficacia encomiables.

Muy bien los grupos parroquiales, pero también su parroquia es especial, especial en cuanto que tiene historia en San Fernando, una de las más antiguas, y se crea en torno a la Virgen, con el título de La Divina Pastora. Se crea en un barrio al que da nombre, y efectivamente la parroquia es un poco 'el corazón' del barrio. Es muy bien aceptada, a menudo visitada, y cuenta con la participación de muchos fieles en los distintos actos que en ella se celebran. Por eso es una parroquia 'acogedora', dijo, con un sano 'orgullo'.

Y al final pidió a todos, como suele hacer, que contribuyamos a hacer realidad el reino de Dios en la parroquia, en el barrio, en el trabajo; colaborando con la parroquia, si fuera posible, pero sobre con nuestro comportamiento diario, cada uno en su vida particular y con los de su entorno, siendo un instrumento de pacificación, servicial, dando ánimos también donde hagan falta.




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