jueves, 8 de enero de 2015

Como ovejas sin pastor



Hoy se produjo cierta alteración, motivada por el retraso en las citas para hablar con la trabajadora. No nos damos cuenta, a veces, como ha vuelto a suceder hoy, que todos tenemos prisa, y que hay una sola persona para atender a todas las que  desean ser atendidas.

Pero bueno, a pesar de todo siempre hay quien pone un  poco de humor para calmar los ánimos. Había entre las personas que esperaban una especial, con mucha experiencia, quiero decir que se notaba que no vive en balde ni de balde, que  trata de extraer las lecciones que la vida, por ajetreada que haya sido, le brinda, acumulando la suficiente sensatez para sacarle partido a la vida en cualquier circunstancia, buena, mala o regular.

Por más que lo intentábamos no lográbamos cambiar de conversación, y todo se volvía querer justificar el tiempo que dedica la trabajadora a cada usuario, ya que no sabemos lo que cada uno guarda en su interior, ni lo que necesita, siendo que en muchos casos ni el propio afectado sabe lo que le conviene.

Me atraía la conversación con este señor que sólo trataba de calmar los ánimos y convencernos de que nadie allí tenía tanta prisa como para exigir ser atendido inmediatamente. En un momento se me ocurrió decir que “éramos un rebaño sin pastor”, entonces el hombre se mostró sorprendido afirmativamente, mirándome de frente. Y a continuación dijo que era totalmente cierto, que él se había pasado unos quince días leyendo la biblia (además estaba en Arcos de la Frontera, en tan inmenso mirador) y que había encontrado en ella una gran sabiduría, pero que había un sólo Pastor…


No sé si quiso dar a entender que había un solo Pastor y que por eso muchos no lo conocían, de ahí que tantos anduvieran perdidos; o que al desconocerlo no tenían la oportunidad o no sabían cómo  dejarse encontrar, para descansar en él. De ahí la prisa, aunque no sepamos bien para qué, y mucho menos el por qué de tanta prisa…

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