lunes, 31 de diciembre de 2018

De traslado, por no poder mantener el local, por ahorrar???


(Había prometido no publicar este escrito hasta que fuera público el acuerdo entre la Casa Hogar y el Obispado, pero prefiero sacarlo anticipadamente, porque nos afecta demasiado, y por ver si se queda entre las osas negativas del años pasado 2018, y podemos comenzar el nuevo año descargados de algo malo.)

El primer traslado que me tocó hacer en este servicio fue por el mismo motivo que este último, y van seis, porque el alquiler es demasiado alto. De todos los locales por donde hemos pasado, este era el mejor, y mejor situado, de donde nunca pensábamos que nos tendríamos que ir. Habíamos logrado una estabilidad ‘confortable’, después de ocho años, lo cual es esencial en el desempeño de nuestra labor,   habiéndose convertido además en lugar de referencia para muchas personas que necesitan atención más o menos urgente.

Es en realidad un local pequeño, en la calle Isaac Peral de San Fernando, una voluntaria lo solía llamar, cariñosamente, el “chiringuito”… lo cual no era un obstáculo para cumplir con su función principal, como eficiente oficina del Programa Diocesano de atención a personas sin hogar, los cuales son atendidos por un trabajador social profesional, contando con el apoyo de un número de voluntarios. Pero un día, tras años de crisis económica y que aún no ha terminado sino que se agrava,  el descenso progresivo de los ingresos en base a los donativos y subvenciones, además del aumento de los gastos, tuvo que ser cerrado.

Gracias a Dios eso no significa que el servicio como tal se vaya a cerrar, sino que se nos propone un traslado a otro centro, precisamente la Casa Hogar Federico Ozanan, conservando la identidad propia de Cáritas. Así nos lo confirmó la misma Directora de Cáritas Diocesana, que tuvo a bien acercarse hasta nuestra oficina para informarnos y pedirnos nuestra opinión con el fin de adecuar lo más posible el espacio dedicado a nuestro servicio.

Fue una visita muy clarificadora respecto a la situación económica que vive la Diócesis, y al interés que la Dirección de Cáritas y del Señor Obispo muestran por conservar el mayor número de servicios, sobre todo el de personas sin hogar, ya que lo consideran un testimonio muy valioso de la actividad de la iglesia en el mundo frente a otros modos de actuar o intenciones de organizaciones que se dedican a la atención de los más necesitados de la sociedad.

Nos explicó también con gran sinceridad y hasta con emoción, de manera muy comedida, como hoy hay grupos de la sociedad que están en contra de esta actividad de la Iglesia que trata de aliviar el sufrimiento material y moral de las personas necesitadas, prefiriendo que crezca el malestar de la gente para obtener algún rédito político.

En cualquier caso este traslado es forzoso, inoportuno, y nos ha venido casi de sorpresa, poniendo de manifiesto lo que solemos decir en estos casos, ‘que siempre pagan los mismos, los que menos tienen, los pobres o los más débiles’. Por eso merece la pena hacer un breve comentario sobre lo que ha significado para nosotros y para las personas que han acudido con cualquier necesidad.

Por este local tan pequeño, a lo largo de ocho años,  ha pasado casi medio mundo. En los primeros años fue también la sede arciprestal y oficina de información jurídica. Como oficina de atención a personas sin hogar cumple las siguientes funciones: la primera y principal es acoger a las personas que demandan una plaza en el albergue Federico Ozanan; pero además es el lugar de referencia para otras muchas personas, con pequeñas o  grandes emergencias personales: para poder tomar un café (y si tenemos algo más que ofrecer con el café, mejor todavía, ya que algunas personas, por diferentes motivos, no pueden ir a desayunar al Pan Nuestro, por estar muy alejado del centro; otras vienen de viaje, en ayunas, o han pasado mala noche en cualquier cajero de la ciudad); es algo así como una especie de ‘estación de servicio’, material y moral, para muchos que llegan agotados, otros que andan resolviendo esforzadamente mil asuntos personales de oficina en oficina y necesitan un descanso; o vienen de lejos, o han estado caminando durante kilómetros; o los que acuden a otros centros, municipales o privados, y les dicen …’vete, o vaya usted a Cáritas’. Es también un lugar de tertulias espontáneas, de confidencias, de encuentros personales y alguna asociación de intereses.

Vaya si es necesario un lugar así, abierto permanentemente, donde encontrar a alguien dispuesto a escuchar;  alguien capaz incluso de permitir dar rienda suelta a desahogos inevitables o imprevisibles, y que recibe a cualquiera venga como venga y de donde venga, o con sus facultades mentales incontroladas; alguien dispuesto a echar una mano y aportar los recursos necesarios para solucionar ciertas emergencias.

Hasta aquí había escrito antes de hacer el traslado. Ahora que hemos hecho el traslado y hemos visto las dificultades que entraña la nueva situación y el espacio que se nos ha asignado, sin duda que no va a ser fácil seguir desempeñando el servicio de la misma manera, ni con la misma eficacia y alcance. Es triste ver como cada día la labor de la Iglesia se ve dificultada, reducida,  y en más de una ocasión subordinada a la economía.  

sábado, 29 de diciembre de 2018

¿Sabes cuántos años tienes?





¡Sabemos el tiempo que hemos vivido, pero ignoramos por completo cuántos años nos quedan por vivir!


La vida nos empuja siempre hacia adelante, fosilizando lo que se ha vivido e impidiéndonos dar la vuelta, aunque fuera por un segundo. El pasado es inmutable, aunque sea siempre una riqueza personal, cualquiera que sea la proporción de éxitos y fracasos, de errores y decisiones acertadas.

Podemos arrepentirnos, entregando nuestro futuro como garantía de la culpa pasada, alterando nuestras elecciones con el fin de superar la falta. Pero también podemos huir hacia el mañana, como si lo que fuimos no formase parte de nosotros.

La vida es un día, un instante pasajero, una hora que siempre se nos escapa. Es cierto que la vida se vive hacia adelante… pero para comprenderla es esencial aceptar, asumir y analizar con el máximo cuidado todo el trayecto a cada paso que demos.

Si el mañana no es cierto, debemos pensar bien lo que queremos y lo que no queremos hoy, evitando dejar que la casualidad guie la parte que nos cabe decidir.

Es importante abrir el corazón a lo que nos sobrepasa, porque la vida es un misterio profundo y un milagro gracioso.

Nuestra existencia es esencial a la vida, pero el mar es inmenso y nuestro barco es pequeño.

Que yo sea capaz de dejar mis miserias atrás y me aventure por los océanos desconocidos de la libertad.

Que sepa escuchar al Amor y aprenda, en el silencio de su presencia, a comprender el misterio de mi existencia.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Del texto del Papa Francisco sobre la fiesta que celebramos:


Navidad. Árboles, decoraciones y luces por todas partes recuerdan que también este año será una fiesta. La máquina publicitaria invita a intercambiar siempre nuevos regalos para sorprenderse. Pero, me pregunto ¿es esta la fiesta que agrada a Dios? ¿Qué Navidad le gustaría, qué regalos y qué sorpresas?

Cuando llega la sorpresa más grande es en Nochebuena: el Altísimo es un niño pequeño. La Palabra divina es un infante, que significa literalmente “incapaz de hablar”. Y la palabra divina se volvió incapaz de hablar. Para recibir al Salvador no están las autoridades de la época, o del lugar, o los embajadores: no, son simples pastores que, sorprendidos por los ángeles mientras trabajaban de noche, acuden sin demora.

Celebrar la Navidad es hacer como Jesús, venido para nosotros, los necesitados,  y bajar hacia aquellos que nos necesitan. Es hacer como María: fiarse, dócil a Dios, incluso sin entender lo que Él hará. Celebrar la Navidad es hacer como José: levantarse para realizar lo que Dios quiere…

Navidad es preferir la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo. Si sabemos estar en silencio frente al Belén, la Navidad será una sorpresa para nosotros, no algo que ya hayamos visto.

… Por favor, ¡no mundanicemos la Navidad! No dejemos de lado al Festejado, como entonces, cuando “vino entre los suyos, y los suyos no le recibieron” (Jn 1,11).

… Durante estos días se corre, tal vez como nunca durante el año. Pero así se hace lo contrario de lo que Jesús quiere. Culpamos a las muchas cosas que llenan los días, al mundo que va rápido. Y, sin embargo, Jesús no culpó al mundo, nos pidió que no nos dejásemos arrastrar, que velásemos en todo momento rezando (cfr. v. 36).

será Navidad si, como José, daremos espacio al silencio; si, como María, diremos “aquí estoy ” a Dios; si, como Jesús, estaremos cerca de los que están solos, si, como los pastores, dejaremos nuestros recintos para estar con Jesús. Será Navidad, si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén. No será Navidad si buscamos el resplandor del mundo, … porque en Navidad Dios vino pobre.

Queridos hermanos y hermanas, ¡os deseo una Feliz Navidad, una Navidad rica en las sorpresas de Jesús! Pueden parecer sorpresas incómodas, pero son los gustos de Dios. Si los hacemos nuestros, nos daremos a nosotros mismos una sorpresa maravillosa. Cada uno de nosotros tiene escondida en el corazón la capacidad de sorprenderse. Dejémonos sorprender por Jesús en esta Navidad.

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sábado, 22 de diciembre de 2018

¿Por qué ser normal?




José Luís Nunes Martins



Cada vez nos parecemos más unos a otros y eso no es nada bueno. Los coches son casi todos grises, pero no reparamos en ello y eso es todavía más extraño. Nuestros sueños se parecen todos… porque las grandes empresas los distribuyen gratuitamente para después poder vender aquello que los hace realidad. Cada vez más soñamos sueños que no son los nuestros y eso es todavía mucho peor.

Cada vez hay menos bebés porque muchas personas no tienen tiempo para otra cosa que no sea su vida cotidiana y tienen mucho miedo a los grandes cambios.

Pero las personas están cada vez más tristes, se sienten alejadas de sí mismas y su paz se les escapa sin que consigan sujetarla.

Cada año, en Navidad, se intercambian regalos, un excelente pretexto para que pensemos en lo que le gusta al otro, más que en aquello que nos gusta a nosotros. ¿Pero es que al otro solo le gustan las cosas materiales? ¿Son regalos que nos hacen presente o meras justificaciones de nuestras ausencias? ¿Qué podríamos hacer para hacerlo feliz? Tal vez un regalo normal sea mucho más fácil y… barato.


Aparte de esto, ¿Qué nos haría felices? ¿Por qué no luchamos por eso con empeño, aunque buena parte de esa batalla sea con los que se escandalizarán con un empeño tal anormal?

La vida quiere vivir, por eso se multiplica. Nos desafía a ser más y más, a multiplicarnos, a no pararnos nunca.

El mal quiere estancarnos, reclutándonos para su ejército gris, donde todo lo que hacemos y nos llega es normal y lo normal parece ser lo mejor hay.

Mi existencia debe ser rica y productiva. Sería muy bueno que algunos más pintasen el mundo de colores, por medio de lo que dan a los corazones de los otros.

Es un error, una tristeza y una verdadera tragedia, la vida normal de la que muchos no huyen. No hay allí nada de extraordinario sino una ilusión de seguridad.

Incluso podemos acumular fracasos uno tras otro, pero nuestra vida, si fuera vivida con amor, habrá valido la pena,  cumpliendo la promesa de vida al mundo que fuimos nosotros, en el día de nuestro nacimiento.

¡Nunca nadie es solo uno, porque podemos siempre volvernos contra la vulgaridad y vivir!
Que seamos capaces de llevar más vida a la vida de los que viven con nosotros. Que tengamos el coraje de producir en los otros algo anormal: la felicidad auténtica.





Fotografia: Ana Maria

martes, 18 de diciembre de 2018

Hasta siempre, Agustín



Perdona, Agustín, que no haya tenido tiempo de dedicarte unas palabras, en nombre de los que te hemos conocido y tratado desde este servicio,  tras habernos dejado hace ya algunos días y haber dado el paso definitivo a una vida mejor. Como tú sabes, las cosas por aquí abajo no andan muy bien, siempre tenemos algo que hacer, o nos sucede algo extraordinario, casi nunca bueno.

Ya no tienes que venir de vez en cuando a recoger tus cartas, no esperas nada de los hombres, ni de la administración, siempre remisa, lenta, a veces hasta la desesperación. Ahora tú gozas de la plenitud de la vida, en la casa del Padre, estando todas tus necesidades satisfechas, de una vez para siempre. No vives de la Caridad, sino que vives en la Caridad, pues como dice el Apóstol ‘la fe y la esperanza’ terminan, pero la Caridad no se acaba nunca. El Amor dura siempre, eternamente, y es el que nos mueve, en esta vida y en la otra; aquí de manera intermitente e imperfecta, en lucha constante con el mal, en la otra sin limitación alguna, colmándonos de bienes, materiales y espirituales.

Has abandonado la caravana, tu lugar de descanso en esta vida, para alojarte en la mansión de los bienaventurados, y como Dios siempre cumple su palabra, seguro que te dará uno de los primeros puestos; porque yo sí creo que cuanto más se padezca aquí más méritos se acumulan para merecerse de un descanso eterno y plenamente feliz.

Ten en cuenta nuestras palabras en tu favor, y pídele a Dios, que bien cerca lo tienes ahora, que nos mantenga en el buen camino a pesar de las dificultades y peligros que tengamos que afrontar, que no nos falte el valor para esperar sin desesperar nunca.

Hasta siempre, Agustín.



domingo, 16 de diciembre de 2018

Del Comentario a las lecturas del 3 DOMINGO DE ADVIENTO


(Sofonías 3,14-18 / Salmo 12/ Filipenses 4,4-7/Lucas 3,10-18)

por Pablo Garrido Sánchez

 Urge rescatar el verdadero rostro de DIOS.

el objetivo del Adviento es…levantar la mirada hacia lo alto donde está DIOS, y mantener con energía una alegre esperanza, aguardando cálidamente al DIOS prometido, tanto como acontecimiento personal, o como recuerdo histórico del Niño-DIOS.

… estar atentos a los que buscan hacer desaparecer la alegría de los corazones de las personas… Nos protegeremos de los agentes invasores de nuestra interioridad, si acertamos, de verdad, a situar la fuente de la alegría.

Es posible que podamos acortar distancias hacia la identidad de un DIOS esencialmente alegre, si recordamos que DIOS es la fuente de la BIENAVENTURANZA.

Por el atributo de la bienaventuranza resulta más fácil aceptar que DIOS es eterna alegría y fuente original de la misma para cualquiera de sus hijos, que somos todos nosotros.

“El SEÑOR pelea por ti, porque es un guerrero que salva” (Cf. Sf 3,17). El camino de la restauración está precedido de una lucha, en la que el hombre ha mostrado grandes carencias y dificultades, hasta el punto de verse DIOS mismo obligado a tomar las riendas de esa pelea contra el mal para restaurar al hombre.

Los términos en los que el profeta describe la alegría de DIOS: Gozo, júbilo, exaltación, bienaventuranza en grado sumo son aproximaciones que hacemos con la Escritura para percibir algo del calor de la VIDA y AMOR de DIOS.

“DIOS está en medio de ti, DIOS danza por ti”. … El pueblo redimido en JESUCRISTO tendría que reconocer todo esto a cada instante, y manifestarlo de manera pública: “Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel” (Sf 3,14)

Tenemos unas Escrituras que contienen la Revelación suficiente para que tomemos de ella los criterios oportunos.  La tarea de escudriñar la Escritura no es delegable y en ella aparece con meridiana claridad la necesidad personal y comunitaria de la oración de alabanza como expresión diáfana de la presencia de DIOS en medio de su Pueblo.

Al “estar con CRISTO” o estrechamente vinculados a CRISTO, la misma vida de CRISTO corre por nuestras venas y su presencia nos llena: “os he hablado de estas cosas, para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Cf. Jn 15, 11)

Cuando “estamos en CRISTO”, también las cosas buenas de la vida nos reportan alegría y es tan espiritual como aquella que pudiera provenir de un tiempo de oración personal. Podemos cifrar la base de la alegría cristiana en la paz interior, que ha de permanecer incluso en las situaciones de mayor sufrimiento… :“estad siempre alegres” (Cf. Fip 3,4); porque la vida que nos toca ahora en este mundo no es un crecimiento de bienaventuranza permanente o de felicidad continua y ascendente; sino una trayectoria sinuosa y surcada  de desniveles que hacen tortuoso  el camino en más de una ocasión.

“Que vuestra mesura la conozca todo el mundo” (Cf. Flp 3,5);… Si las preocupaciones de esta vida eclipsan la conciencia de la presencia de DIOS, dichas circunstancias pueden con nosotros y nos engullen como tierras movedizas; pero si mantenemos la mirada en el SEÑOR atravesaremos los parajes inhóspitos con cierto sosiego. Además, el apóstol reitera la “cercanía del SEÑOR”.

En toda ocasión, las oraciones y súplicas con acción de gracias sean presentadas a DIOS. Y la paz de DIOS, que sobrepasa todo juicio custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en CRISTO JESÚS” (Cf. Flp 3,6-7 ) … Ahora, en esta fase de la vida nos corresponde mantener en todo momento la llama del deseo espiritual por estar en la presencia del SEÑOR. No sólo el corazón debe permanecer en el SEÑOR, sino también los pensamientos deben conformar los modos de ver las cosas acorde con el pensamiento del SEÑOR, y mantendremos la unión con la VID, que es JESÚS.

Era cabal que se preguntaran si Juan no sería el Mesías, porque su persona y actuación rompían las pautas convencionales; y ante la cuestión, Juan contestaba sin reservas: “No soy yo el Mesías. Detrás de mí viene uno que es mucho más fuerte que yo, al que no soy digno de desatar la correa de su sandalia. Ese os bautizará con ESPÍRITU SANTO y fuego” (Cf. Lc 3,16).

Pero Juan como persona de su tiempo, en el que discurrían las más variadas versiones apocalípticas sobre el Mesías y el liderazgo de éste a ejercer en el Pueblo de Israel, entiende que habrá una gran purificación y aquellos que estén bien dispuestos formarán parte del nuevo Israel y los demás serán trágicamente excluidos.  

Ahora en tiempo de Adviento, las palabras de Juan nos devuelven a la realidad de nuestras vidas que precisan ajustarse desde el punto de vista ético para presentar un corazón bien dispuesto al “SEÑOR que está a la puerta y llama” (Cf. Ap 3,20).

Ajustar la conducta es una consecuencia inmediata del reconocimiento de las propias faltas, y san Lucas recoge algunos aspectos de la predicación de Juan. Es necesario compartir lo que tenemos, pues los bienes que DIOS nos ofrece no son de propiedad absoluta: “el que tenga dos túnicas que de una, y el que tenga comida reparta con el que no tiene” (Cf. Lc 3,11). Las dos necesidades básicas, la comida y el vestido, representan al mismo tiempo otras necesidades que afectan al conjunto de las personas… Hay que pagar impuestos, y en las sociedades modernas no ofrece discusión, pero tanto antes como ahora se pide que los recaudadores sean equilibrados en sus cargas impositivas.

Juan el Bautista advierte de los abusos, que originaban verdaderas ruinas para muchas personas, convirtiéndolas de propietarios de tierras en esclavos de otros a causa de la pérdida de las mismas por la eventualidad de sequías y malas cosechas. Juan llama a la conciencia de los recaudadores, para que no perviertan su oficio.

Juan Bautista amonesta a los soldados para que se ajusten a la paga por el ejercicio de sus funciones. Esta breve casuística es aplicable a cualquier época y situación…. “El SEÑOR ya llega, le acompaña su salario y su recompensa lo precede” (Cf. Is 40,10)

https://proyectocristiano.wordpress.com/2018/12/13/3-domingo-de-adviento/

sábado, 15 de diciembre de 2018

Amar solo tiene un porqué




El amor no es una respuesta. No resulta de una necesidad del otro. No es segunda parte de cualquier tipo de historia.

El amor es el primer paso, una creación interior, el nacimiento de una relación, una obligación tan íntima que es más fuerte que la voluntad más profunda.

Podemos tropezar siete veces en la misma piedra sin llegar nunca a aprender donde está ella. Aún así, jamás podemos dejar de buscar a alguien que amamos o que queremos amar, so pena de morir por olvidarnos de vivir.

Ser rico no es acumular bienes, es dejar fuera lo que no es valioso y dar lo que no es esencial, es ser libre por haberse desprendido del peso que impide volar y amar.

Todos tenemos una razón por la cual debemos vivir, luchar y morir. Ese es nuestro porqué. El significado de nuestra existencia, el porqué de nuestra llegada a este mundo y el paraqué de nuestro futuro.

¿Amar entristece porque implica sufrir? No. Quien acepta amar sabe, desde el inicio, que eso supone el mayor de todos los sacrificios: dar la vida.

Amar es entregarse al otro, suceda lo que suceda, durante todo el tiempo, sin término.

Amar solo tiene un porqué: amo porque quiero ser yo.


domingo, 9 de diciembre de 2018

Lo que no contamos a nadie


 José Luís Nunes Martins

Hay un conjunto de historias que van a desaparecer cuando muramos, porque nunca las contamos a nadie. Unas serán buenas, otras y, yal vez la mayor parte, ni una cosa ni la otra.

Aquello que hacemos de buena gana tendrá aún más valor si no lo divulgamos. Es posible que lleguemos a ocultar la autoría del bien que hagamos hasta para las personas con quienes hemos sido buenos.

¿Que se gana guardando sigilo sobre las buenas acciones que se llevan a la práctica? Desde luego, este recato impide que caiga en cualquier tipo de orgullo, ese vicio que está en la raíz de la mayor parte de los males. ¿Pero es que no podría inspirar a otros? No. Las personas que eligen ser buenas lo hacen con la profunda convicción de que ese camino que quieren hacer, no es para imitar a alguien o por moda.

El testimonio esencial y más importante no es el de quien hace el bien, sino el de quien lo recibió.

El que da importancia a la opinión de los otros no considera sus propias ideas de forma adecuada. La persona se menosprecia a sí misma para después procurar su valor en las opiniones y miradas ajenas, amoldándose no al bien, sino al parecer de los demás.

Aquello que hacemos de buena gana tendrá aún más valor si no lo divulgamos. Es posible que lleguemos a ocultar la autoría del bien que hagamos hasta para las personas con quienes hemos sido buenos.

En cuanto a las historias malas, esas si deben ser compartidas. Para hacer penitencia por aquellas de las que hemos autores, demostrando nuestro arrepentimiento, o para librarnos de las que fuimos víctimas a través de una apertura al amor de los otros, para sanar esas heridas profundas.

Hay aún un grupo de cosas que no son buenas ni malas. No debemos darles importancia. Hay quien cree que debe contarlo todo, incluso lo que no importa, y acaba por aborrecer más de lo que comparte.

La verdad es que nuestro valor está en proporción directa con el bien que hacemos sin que nadie lo sepa. Contarlo es una quiebra de fe, una cesión al orgullo, una flaqueza hecha a la tentación de la vanidad, a pesar de que parezcan siempre buenas las disculpas para hacerlo.


Por eso, debemos exponer nuestros errores sin ocultar nada. Después, no cansar a otros con lo que no tiene importancia, ni bueno ni malo. Por fin, guardar solo para nosotros todo el bien del que seamos capaces.

Nuestros mayores hechos deberán ser conocidos solo por nosotros y por Dios. ¡Si conseguimos olvidarlos, entonces será perfecto!


sábado, 1 de diciembre de 2018

¿Amor, o consumismo?


 José Luís Nunes Martins



Amar es darse al otro, sin esperar nada. Dedicarle tiempo y atención, dar lo mejor de nosotros, porque sí. Porque el sentido de la vida es ese, de dentro para fuera, del interior para el exterior, creando y construyendo.

Consumir es conquistar para sí, ceder a los apetitos más feroces. Querer tapar los vacíos de la existencia con cosas materiales. Cosas que en poco tiempo se degradan y destruyen, creando más y más deseos.  Casi como un coche que, en  cada estación de servicio, exige siempre más combustible que antes

La lógica del amor es cuidar del otro, sin ningún objetivo subyacente que no sea el de ser lo mejor que podamos ser, para otros y para nosotros mismos. Dar, porque es mejor que recibir. La generosidad es siempre mejor que el egoísmo necesitado.

La mayor parte de nuestra sociedad prefiere recibir. Crea en sí vacíos que se hacen mayores cada vez que los intentan llenar, porque creen que la felicidad es la satisfacción de deseos. Pero estos apetitos, cada vez que son satisfechos, solo se atenúan por un tiempo antes manifestarse más potentes que antes. Esclavizándonos.

El amor no se negocia. No se compra, no se vende, ni se cambia. Es gratuito. Si no fuera así, sería otra cosa diferente al amor, a pesar de que haya quien le de ese nombre.


¡Los egoístas se consumen y explotan el mundo de los otros! ¡No aman, a pesar de que digan que la instrumentalización de los otros es una forma de amar!

Somos tan grandes y nobles cuanto más  puro sea el amor de que seamos capaces.
 
Las relaciones humanas se están volviendo consumistas. Se piensa más en aquello que se puede ganar con el otro que en lo que se puede dar. Algunos llegan a hacer análisis como si se tratase de un negocio, o sea, hacen perspectivas a medio y largo plazo si ese negocio concreto les puede, o no, ser lucrativo. Si las perspectivas fueran prometedoras, si se prevén ganancias, entonces se invierte.

¡Ahora bien, basta considerar que una madre  siguiese esta línea de pensamiento y emoción con sus hijos, y la tendríamos por un verdadero monstruo!