sábado, 28 de julio de 2018

La virtud que no se gana, solo se pierde



José Luís Nunes Martins


La honra es una virtud muy diferente porque no se tiene que conquistar, somos honrados de salida. Lo que se pide a cada uno de nosotros es que sea capaz de mantenerla intacta. Si es difícil no herirnos en nuestra propia honra, la verdad es que después de ser atacada es casi imposible volver a recuperarla.

La honra no depende de lo que dicen o hacen los otros, sino que está ligada de forma íntima a lo que pensamos, decimos y, en especial, lo que hacemos. Nuestras elecciones la preservan o la destruyen.

Como la humildad y el recato son esenciales a alguien honrado, no es de esperar que los que lo rodean lo reconozcan y premien la virtud de su honra. Con todo, la simple voluntad de buscar la fama de ser virtuoso es ya, en sí, un serio golpe a la honra.

Nada puede tener más valor que el bien que hacemos sin espectadores. Además, cuando una virtud es recompensada, es razón para comenzar a dudar si será pura virtud.

La libertad es el más valioso y peligroso de todos los dones. Nuestra existencia nos convoca a decidir y a decidirnos. Somos libres y, por eso, debemos estar a la altura de las respuestas que nos serán exigidas a propósito de la razón de nuestras elecciones. Eso es responsabilidad.

Algunos, más conscientes del poder real de su libertad, llegan a creer que es preferible no haber sido condenados a tener que elegir su vida cada día, a tener que irse definiendo a cada momento. Otros, son tan irresponsables no  se dan cuenta del peso de las consecuencias que sus elecciones y decisiones tienen en los demás y en sí mismos.

Y la honra es tan fácil de destruir…

La nobleza de nuestra existencia depende solo de nosotros. No de las circunstancias ni de aquellos que nos rodean.

La buena suerte no es riqueza, ni pobreza es mala suerte. La mayor herencia que podemos recibir de alguien es su ejemplo vivo de rectitud. A pesar de todo lo que haya pasado.

Por mejor o peor que sea el contexto en que vivamos, jamás dejaremos de estar obligados a ser rectos.

http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/a-virtude-que-nao-se-ganha-apenas-se-perde/

sábado, 21 de julio de 2018

El mal acecha cada minuto




José Luís Nunes Martins


A la mayor parte de nosotros nos gusta exponernos. Bastan algunos momentos de simpatía para en seguida comience a revelar secretos que deberían continuar siéndolo. Esto acaba por ser una buena señal, una prueba de que confiamos unos en otros, a pesar de las inmensas desilusiones que ya hemos experimentado. Creemos siempre que esta vez va a ser diferente. ¿Pero es que es lo más inteligente?

Hay quien se expone de tal forma que parece haber perdido la noción de lo que no es posible compartir, a no ser a un nivel íntimo. Por un lado, se vacía, en el sentido de perder sustancia interior, por otro, casi que invita a los otros a violentarlo.

Hay una decencia exterior y otra decencia interior. La verdadera es la interior.

Es erróneo admitir que quien no hace nada mal no tiene nada que esconder. La verdad es que todos tenemos el deber de guardar para nosotros lo que no redunda en nada bueno y útil en la relación con desconocidos. ¿Por qué razón nuestras insignificancias deben ser anunciadas? ¿Son más importantes que las de los otros?

Somos exterior e interior. Nuestra apariencia es y será siempre solo eso mismo, una capa superficial con que nos presentamos y defendemos del mundo. Aquí, la trasparencia no siempre será una buena opción, pues los otros tienen el derecho de ser preservados de conocer lo que no les merece respeto.

¿Cómo llevamos nuestro interior? ¿Con nosotros mismos? ¿Con los más cercanos? ¿O a través de las interacciones con desconocidos?

Cuando abrimos nuestras puertas todas, es bueno tener conciencia de que al hacer de la casa de nuestra intimidad un espacio público, quedamos sin ella como lugar protegido y de descanso.

¡Casi todas las burlas se asientan en el simple abuso de la confianza!

El fondo del corazón, nuestros sueños y pesadillas, deben ser como un jardín secreto, un pilar de nuestra identidad, que, de tan importante, se debe mantener así mismo, lejos de la mirada y del conocimiento públicos.

Hoy es fácil acceder a los documentos digitales de cualquier persona, a todos los registros guardados en su ordenador, a su teléfono y a los sitios por donde anda, digitales y físicos. A todas sus conversaciones, incluso de aquellas que ni él mismo recuerda. Hoy, como nunca antes, hay millares de registros de casi todo lo que hacemos. ¡Hasta es posible que los teléfonos estén siempre escuchando lo que ocurre a nuestro lado! Pero la mayor parte de nosotros sigue pensando que nada tiene que ocultar, por lo que no tiene que preocuparse. Debía ser así, pero no lo es.

Todos tenemos el deber de reserva y recato. La modestia y el pudor son armas de defensa, muros que nos preservan de enemistades. El mal acecha a cada minuto.

Llamar la atención sobre sí, fomentando familiaridad con desconocidos, es algo temerario. No es coraje, es falta elemental de buen sentido.

Es importante que definamos la línea clara que debe separar lo que, en nosotros, es superficial y puede ser público, de lo que debe ser conservado intacto, por ser parte de nuestro tesoro más íntimo.

La pureza es inocente, no aprende el mal, sino que sabe resistirlo, si estuviera atenta y fuera prudente, evitando flaquezas y descuidos.

Contra el mal, el silencio es una excelente arma.


http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/o-mal-espreita-a-cada-minuto/


sábado, 14 de julio de 2018

El valor de la buena educación


José Luís Nunes Martins
La educación va mucho más allá de lo que se puede y debe aprender en la escuela. En casa, la educación no se resume al acompañamiento del trabajo escolar. A las familias se les pide que eduquen a través del ejemplo, que se debe resumir a la forma con que se entregan a su empleo.

La educación, en su sentido más noble y verdadero, no tiene relación alguna con tener o no un curso superior. Sino conocer los valores, ser bien educado y ser valioso.
El problema hoy pasa por  una sociedad en la que las personas dedican casi todo su tiempo y sus fuerzas en trabajar, para conseguir el dinero que necesitan para vivir de aquella manera  que creen que es una buena vida.

¿Pero es que el consumismo, que cada día nos seduce, no exige que nos convenzamos de que necesitamos más de lo que es, en verdad, suficiente? ¡Hay mucha gente que incluso sería más feliz si tuviese menos!
Hay un límite mínimo de rendimiento por debajo del cual la vida pierde su dignidad. Pero por encima de él, la infelicidad depende más de las elecciones que del dinero disponible.

¿Es que los niños que pasan los días viendo a sus padres dedicar todo a la profesión, como si eso fuese lo más importante, aprenderán a ser felices? Al final, ¿Qué es más importante? ¿El trabajo o la familia? ¿La escuela o la familia?
¡Hay incluso quien llega, cegado en su papel, a culpar a la escuela por la mala educación de sus hijos!

¿Es que los adultos que renuncian a educar, creyendo que eso es una obligación de las escuelas, creen que la felicidad de los hijos solo depende del rendimiento escolar?
Nuestra sociedad no es justa, en la medida en que ni siquiera premia a los que son mejores. ¿Por qué razón continuamos creyendo que sí? ¿Y enseñamos a nuestros hijos que sí?

¿Cuántos de nosotros creemos que el desempleo es un justo pantano para inútiles?  Amenazamos a nuestros hijos con la enorme desgracia que supone que los demás nos desprecien… ¡Como si las multitudes no estuviesen casi siempre equivocadas! ¡Llegamos incluso a creer que nuestros hijos nos valoran en función del trabajo y el salario del que somos capaces!
La educación que más importa no es la formación cultural, es la buena educación. ¿De qué sirve tener un curso universitario para ser sencillo y puro? De nada. Hay analfabetos que son héroes y doctorados que nos villanos. ¡La sabiduría consiste, muchas veces, en librarse de las cosas que no tienen significado ninguno!

A los padres corresponde cuidar y educar mediante las normas, los ejemplos, el tiempo y la atención que dedican a sus hijos. El trabajo debe ser un medio y nunca un fin, así como la escuela, tiene su lugar, pero no es esencial. La verdadera alegría viene de dentro, no nos llega a través de un recibo de vencimiento ni por medio de una clasificación final.
El mayor problema de los jóvenes de hoy parece ser su insaciable consumismo, que los aleja de la paz y los esclaviza hasta el límite. ¿Pero es que la responsabilidad  solo de ellos?

La educación es lo que queda después de que las adversidades del mundo nos hayan obligado a desechar nuestras superficialidades.

sábado, 7 de julio de 2018

Nuestros enemigos nos ayudan


José Luís Nunes Martins

Somos optimistas y pasamos mucho tiempo preparándonos para futuros en que todo sucederá de acuerdo a nuestros sueños. La verdad es que casi nunca la vida transcurre conforme deseamos, pero, por cualquier extraña razón a la inteligencia, no nos preparamos para las fatalidades más que probables.

Como no nos anticipamos, no pensamos bien las adversidades. Cuando suceden cosas malas, improvisamos. Muchas veces da resultado, otras, acaba por ser una tragedia que sigue a otra… Siempre es más fácil escoger y hacer lo mejor, basta que invirtamos algún tiempo y voluntad inteligente para prepararnos.

Hay quien provoca una desgracia, y sólo le responde con las lágrimas de una incredulidad infantil. Cree que la culpa de todo lo peor es de los otros. ¡Y, con su llanto, espera que el mundo se apresure a corregir lo que  hizo!

Hay un tiempo para llorar. Pero no es aquel que sigue a la tragedia. Ese es el de concentrarnos y de responderle con acciones concretas. Después, cuando ya hay poco que hacer, entonces sí, lloremos.

Nuestras lágrimas son muy importantes, pero no pueden nunca impedir que nos defendamos a nosotros y a los nuestros.

Sí, a veces (¡muchas!) es tiempo de hacer lo que nunca hemos planeado… pero que es lo más correcto hacer frente a las circunstancias. Debemos hacer lo que no queremos, con el fin de preservarnos de lo peor que pueda suceder si no hacemos nada.

Cuando nos cruzamos de brazos nos aliamos con el mal que nos quiere destruir.

Una de las características más extrañas que poseemos es la de, con tiempo, habituarnos a todo, incluso a lo peor.

Las contrariedades nos fortalecen, obligándonos a ejercitar y pulir nuestros dones. En este sentido, nuestros enemigos nos ayudan. Pero solo si estuviéramos dispuestos a hacer de nosotros mismos guerreros del bien, y de nuestra vida una lucha por el paraíso.


viernes, 6 de julio de 2018

Una niebla deshumanizante va penetrando la sociedad hasta sus cimientos…




Para los cristianos, enterrar a los muertos es, además del deber cívico que compete a cualquier ser humano, una gran obra de caridad. Cinco días pasan ya desde el fallecimiento de Antoñito, una persona joven, sin hogar,  y aún los Servicios Sociales Municipales no han sido capaces de gestionar el entierro. Es fácil imaginar el sentimiento de impotencia que deben sentir los familiares, insolventes ante el elevado costo de los entierros, y las personas que lo hemos tratado y le hemos procurado alguna ayuda y consuelo.  

[Precisamente recordábamos en una tertulia de amigos cómo en épocas pasadas (creo que ya no se puede decir cuando gobernaba Franco) no faltaban albergues municipales en todas las ciudades, seguros, donde cualquier transeúnte podía pasar la noche. Además ¡había un comedor social en el mismo centro urbano! (yo recuerdo el de Valladolid, cerca de la Universidad donde estudiaba). Y si alguien moría, se le enterraba enseguida. El médico de urgencias acudía a las casas a atender al paciente, y si le mandaba al especialista, no tenía que esperar meses, años… Sí, también construyó numerosos pantanos para combatir la ‘pertinaz sequía’ que a menudo afecta todavía a toda la península, y con ello fomentó el regadío en numerosas zonas de secano, y generó puestos de trabajo, y riqueza… ¿¡He dicho algo malo, o más bien he puesto un ejemplo de cómo los políticos tienen que ser imaginativos en bien de los ciudadanos!?]

Hoy, si estás en paro, puedes llevar ya varios años, y los que te queden, convirtiéndote en ‘parado de larga duración’, que casi es ya un título, o mejor, el nombre de una casta inferior, como en la India eran (no sé si siguen siéndolo) los intocables... No te dan, para sobrevivir,  casi nada, una pequeña ayuda, un año sí y otro no, durante el cual te rompes los zapatos, que generosamente te ha proporcionado otra persona o una asociación benéfica,  buscando un trabajo, y cuando vas a entregar el currículo  te dicen que eso ya no se hace así, se busca trabajo por internet. Tengas o no ordenador te tienes que abrir una cuenta de correo electrónico, aunque no sepas; vas a Cáritas y allí te la abrirá el trabajador social o algún voluntario, o un amigo que sepa y quiera hacerte el favor. Ni se te ocurra ir a una oficina del INEN para eso, o a un sindicato, pues ellos han tenido que despedir empleados; y voluntarios creo que no tienen, porque su misión es defender al obrero ya empleado, para que le suban más el sueldo, hacer protestas, y armar jaleo si es preciso,  pero no disponen de  voluntarios, que yo sepa,  en su mentalidad eso es una explotación… Lo de la igualdad económica ya les sobrepasa, no pueden con el capitalismo y además le han cogido gusto a sus cargos y subvenciones. Por eso andan ahora en predicar otras igualdades, por ejemplo: en la enseñanza, los listos deben ceder ante los más torpes, para que no se sientan discriminados intelectualmente; la igualdad sexual: tú puedes ser lo que quieras ser referente al sexo, puedes elegir ‘una naturaleza femenina o masculina, o cualquier otro género que tú creas que tienes, o te sientes’, etc.

Cada vez  se le piden más y más documentos, certificados,  a los que se ven en la necesidad de tener que pedir alguna ayuda social del tipo que sea, y esto ocurre cuando todas las oficinas disponen de ordenadores ultramodernos, instantáneos, con acceso a todo tipo de información… (¿No nos tienen localizados con los móviles, por ejemplo…?) Pues tienen que marear, llevar a la persona hasta la desesperación, provocando el cansancio y hastío en quien se ve obligado a tener que pedir una ayuda social, y a ver si nos deja en paz. Eso es lo que parecen manifestar las caras de los funcionarios, a veces. (¿¡No es una tiranía la sociedad, o mejor,  la farragosa administración que  han creado entre todos los políticos para asegurarse su sueldo con los impuestos de todos!?)

Y ante este panorama, esta marginación creciente que la sociedad opulenta produce, no han previsto el aumento de  plazas en los albergues públicos, para socorrer a los desafortunados que de la noche a la mañana se ven en la calle, totalmente desprotegidos. Las causas que llevan a la marginación aumentan y se diversifican cada día: el paro,  la ruina del negocio  emprendido, o por culpa de padecer alguna adicción; la depresión,  la separación matrimonial, la falta de entendimiento entre padres e hijos; la enfermedad mental en algún miembro de la familia, que al poner en peligro la convivencia y la seguridad  de sus familiares, es echado fuera o se va por su propia iniciativa, a deambular por las calles, poniéndose él mismo en peligro, o a otros.

¿¡Y qué decir de los bancos, los verdaderos dueños de todo, por serlo del dinero!? Bueno dueños de todo lo material, hay otros bienes y virtudes de los que los bancos no tienen siquiera una brizna, y mucho menos la voluntad de enmendarse. Muchas veces he denunciado la inmensa fechoría de los políticos, de derechas y de izquierdas, que han  acabado con las Cajas de Ahorros, los ‘bancos’ de los obreros y de los pobres, porque no te cobraban por tener el dinero, poco o mucho, te daban unos pequeños intereses, porque era tu dinero; hasta te permitían algún ‘decubiertito’ para llegar a fin de mes… Ahora, convertidas en poderosos  Bancos, cobran intereses excesivos por todo, por el uso de las tarjetas, que a ellos les permite reducir la plantilla,  por el mantenimiento de cuenta; si te pasas dos días en el pago de un recibo te multan desproporcionadamente.

Pero si esto fuera solo a los que tienen ingresos por el rendimiento del trabajo, pase, ¡¡¡Es que les cobran igualmente a los clientes forzosos que constituyen los beneficiarios de ayudas o pensiones sociales!!! Y si le deben algo a hacienda… que no le ingresen nada en la cuenta… se lo levanta al instante. Y mientras tanto los morosos multimillonarios con la hacienda pública, en su casa; y la justicia, lenta, generosa y comprensiva con los grandes ladrones o defraudadores, bueno, según el partido al que pertenezca, y según el juez que le toque…

La corrupción es generalizada, afecta no solo al dinero, que sería la menos mala, afecta a las instituciones y altos funcionarios, y también afecta a las ideas, los sentimientos y las actitudes, y muy especialmente a las ideologías políticas. No hay hoy un solo partido que no esté dirigido por traidores consumados a su ideología y estatutos, y la nación; juran defender la constitución y el bien de todos y al momento ya están pactando unos con otros para repartirse prebendas.  Antes, para ser político había que ser más competente, solían procurar el bien común, la riqueza de la patria, en ello y por ello competían noblemente para ganar elecciones. Ahora, todos juntos, izquierdas y derechas, los comunistas de antes y los ‘podemitas’ de ahora sobre todo, van abriendo camino, ‘desbrozando de  ideas nobles, de dignidad, de cultura clásica y universal,  la enseñanza, las tertulias televisivas, la justicia, todo lo que pueda influir benéficamente en la conciencia de las personas. Pretenden nada más y nada menos que crear una naturaleza nueva y una historia nueva,  y una cultura nueva, partiendo de cero… para eso tienen que eliminar a los que  no piensan igual que ellos. Todos han de seguir sus criterios, como dictadores que son, de lo contrario te montan un escrache, convocan una manifestación, o te tachan públicamente de facha, o mejor de franquista, un ser despreciable y apto para la eliminación social,… por ahora.

Los anteriores ‘salvadores’ de la humanidad, los pocos comunistas de ahora y los modernos podemitas, que tampoco son tantos, hacen mucho ruido, para eso se juntan con otros colectivos que también hacen mucho ruido, antes incluso algunos lo hacían  con disparos por la espalda o en la nuca, ahora constituyen  una caterva mayor de desalmados vociferantes en tertulias televisivas, en cadenas amigas, patrocinadas por el mismo gobierno de derechas, o desde los modernos tweeters, cobijados en el anonimato autorizado y cobarde . En ellas se dedican a imponer, a gritos, su escasa ideología y mala educación con  insultos, descalificaciones gratuitas y ofensivas para el contrario, considerado un enemigo a batir. Se le aniquila moralmente, en base a una moral, la suya, en la que solo es bueno el que es de izquierdas y antifranquista, todos los demás son fachas, gente indeseable y digna de ser eliminada de la vida pública.

No creo que yo solo alcance a descubrir todos los intentos de deshumanización, estos son a groso modo los que yo he detectado por mí mismo y por la práctica del voluntariado con personas sin hogar.

Por eso precisamente le pedí su opinión a una persona que está en paro, de los de larga duración, sobre el contenido y la forma de este post que estoy escribiendo. Al terminar de leerlo me manifestó su acuerdo total, y me dio alguna prueba más de lo que aquí se denuncia.  Él mismo había pedido hace escasos días una cita con su trabajadora social, quedaron en responderle por teléfono, y hoy mismo le han dado la cita, ¡para finales de agosto! Vamos, que la necesidad que ahora tiene puede verse incrementada, porque se haya pasado ya el  plazo para poder presentar la solicitud, según una ley nueva, o ya previsto en la letra pequeña de alguna ya vigente.  

Y termino este post, como lo comencé hace tres días, porque los restos mortales de Antoñito  todavía siguen esperando ser enterrados o incinerados, como le corresponde a todo ser humano cuando le llega el fin de sus días. Pasan ya seis días, casi una semana. No se trata de un gran personaje, ni de un criminal, ni un desconocido, que requiera unas honras especiales, o alguna investigación complicada. Seguramente sea muy reducido en número de personas que deseamos despedirlo como se merece, pero necesitamos la colaboración de los Servicios Sociales, ni la familia, ni Cáritas disponen del dinero necesario para costear las honras fúnebres.

¿Se pude luchar, a pesar de todo,  contra la deshumanización creciente? Naturalmente. Y seguramente la humanidad se volverá a encontrar a sí misma, aunque sea en el último momento, aunque suponga algún sacrificio. “La libertad, amigo Sancho, es el más preciado don que los cielos han dado a los hombres”. Cito de memoria, y mi memoria no es muy exacta, pero en este caso creo que expresa magistralmente lo que quiero decir, ya que copio nada menos que a Cervantes, un ejemplo de humanidad aún vigente. Es, junto a la lectura de la Biblia, una fuente de sabiduría, de donde podemos extraer unas  normas de conducta seguras, tanto para  el progreso en la mejora de la vida particular  como del bienestar general.