Tenemos unas ilustres
acogidas en el patio de nuestra oficina del Programa de Cáritas para psh. Han
llegado, como cualquier emigrante, les
ha gustado el entorno, nuestro patio, y
han decidido hacer nido entre nosotros este año.
Ellas, como son aves, saben
muy bien el lugar que eligen para hacer su nido y criar a sus polluelos. Han
confiado en nosotros, con la ventana abierta, sacándoles fotos o videos, ellas
siguen su tarea, incluso tienen su sitio para tomar el sol y acicalarse.
Son un verdadero regalo, una
prueba de que siempre hay esperanza, maestras en la construcción de nidos cálidos
y seguros, cumplidoras de su misión.
La naturaleza sigue dándonos
lecciones, cada día. Estas aves demuestran que se puede vivir de manera natural
y fiel a sí mismas en cualquier lugar y circunstancia. Y esto es precisamente
lo que he aprendido yo a lo largo de estos años conviviendo con humanos que, al
igual que las golondrinas, buscan incesantemente, año tras año, un lugar, cálido y seguro, donde vivir.
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